El Diario

Lo echaron de EEUU, pero fundó su propia estación de radio

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plasman sus marcas en la combi y pagan por aparecer en los viajes mientras Radio Mojarra entrega la plata que donan los paisanos. “Hemos llegado a entregar hasta $42,000 dólares”.

Antes de ser locutor, Luis Enrique fue jornalero en campos de cebolla y mesero de un restaurant­e, donde conoció a un locutor de la “Qué buena” que lo llevó a trabajar con él y lo convirtió en el personaje alejado del curioso muchacho que emigró con su tío para comprarse unos Nike.

Seguiría en Atlanta de no ser porque enfermó su madre y él creyó que después de 20 años era tiempo de volver, pero, después de unos meses, quiso regresar a EEUU. Recordó que alguien le había dicho que era más fácil entrar por Canadá.

Por eso compró un boleto a Toronto y se presentó con su licencia de conducir estadounid­ense en la garita de entrada en Nueva York. El agente de migración se dio cuenta.

Luis Enrique regresó a Cancún. Allá usó su voz para animar a los turistas de una piscina. Gritó, cantó y puso su mejor arma: el carisma, pero ahí sólo valía $100 dólares a la semana. “Era imposible vivir así”.

Empacó e intentó otra vez reingresar a EEUU por Texas. Lo atraparon. Lo deportaron.

“Cuando todo te sale mal, no es el camino”, pensó Luis Enrique.

“Decidí quedarme en México con mis ahorros de 20 años con los que compré este departamen­to y me dedique a hacer Radio Mojarra”. Finalizaba­n los 90.

“Mojarra es el nombre con el que yo me presentaba para bromear en Atlanta, en lugar de “mojado” o “wet back–– acota. Desde 1998 al 2018 trabajó hasta diez horas sin parar al día para varias retransmis­iones en Raleigh, Orlando y Atlanta.

Ahora sólo hace un programa por semana. Suficiente para los gastos y el lujo de levantarse sin despertado­r.

Ahora sería tiempo de buscar una novia o algo por el estilo (en Atlanta dejó a Brenda, a quien le prometió volver y, al no hacerlo, le terminó), pero ahora tiene la libertad de ir a donde quiera.

“Me gusta estar solo y tengo a mi perro Jackson, no hace falta más”, dice.

Mejor volver al ruedo y hacer de Radiomojar­ra un programa diario que relanzará antes de 2020. Mientras tanto, Luis Enrique toma la combi multicolor y sale a dar un paseo por Paseo de la Reforma, donde la gente saluda a su paso, divertida.

Luis Enrique hace una V

Unidos!”. de la victoria, amor y paz. Y piensa: “¡Claro que hay vida después de Estados

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