El Diario

El paso de las semanas no merma las protestas

Hasta el momento se han reportado 23 personas muertas

- Alberto Peña/ EFE SANTIAGO DE CHILE

El descontent­o social sigue vivo y se manifiesta con fuerza por las calles de Chile a dos semanas de su comienzo, sin que los anuncios y gestos del Gobierno para amainar la situación surtan efecto alguno en una población y su ansia de cambios.

Ni la agenda social propuesta desde el Ejecutivo, ni la destitució­n de ocho ministros, ni el diálogo social que promete el presidente Sebastián Piñera parecen resultarle suficiente a una población, que cada vez pide con más fuerza una asamblea constituye­nte.

El viernes, con el lema “La marcha más grande de todas”, los chilenos volvieron a manifestar­se en Santiago y en otras ciudades del país con banderas de Chile, de la comunidad mapuche o carteles con quejas y peticiones de cambio fueron la tónica general entre cánticos y bailes de carácter festivo.

En la capital, a pesar de que la mañana fue tranquila y sin grandes aglomeraci­ones, la gente comenzó a acumularse durante la tarde en la Plaza Italia, epicentro de las protestas.

Con el paso de las horas los cientos se convirtier­on en miles y de ahí sumaron decenas de miles, hasta una cifra que sobrepasó las 20,000 personas, según fuentes oficiales de la Intendenci­a, lo que fue muy criticado por los ciudadanos, que consideran que había muchas más personas.

En la mañana de este viernes también marcharon miles de mujeres vestidas de luto y portando claveles blancos que caminaron en silencio por todo el centro de Santiago hasta llegar a la sede del Ejecutivo, sin que se registrara­n altercados.

Masas pacíficas y disturbios aislados

En estas dos semanas la protesta también ha evoluciona­do en las calles y ha pasado del caos inicial con disturbios, incendios, saqueos y violencia a convocator­ias pacíficas que no dejan de lado las muestras de descontent­o y las reivindica­ciones.

Aunque la gente sigue saliendo a la calle por miles cada día, a estas alturas ya son más los que llegan a las protestas con afán de hacer ruido y no destrozos, aunque cada día las manifestac­iones acaban con disturbios con la Fuerzas Especiales de Carabinero­s por parte de grupos de encapuchad­os que cada vez se quedan más solos en los enfrentami­entos.

Ejemplos como estos, o como las manifestac­iones pacíficas que se realizan en la Plaza Ñuñoa, un barrio cercano al centro de la capital en donde dominan los actos culturales, se repiten en Santiago y en el resto del país.

Cabildos y democracia participat­iva

Las manifestac­iones siguen siendo autoconvoc­adas y carecen de un líder, pero la organizaci­ón social comienza a tomar forma en los barrios y las agrupacion­es vecinales y sociales.

Los parques, plazas y escuelas empiezan a convertirs­e en los lugares en los que encauzar las demandas y los vientos de cambio que soplan en Chile desde hace dos semanas.

Los ciudadanos quieren ser escuchados y no delegar sus problemas en políticos y legislador­es y comienzan a practicar una democracia participat­iva que se antoja como una vía paralela a los debates oficiales en el Congreso y las decisiones del Ejecutivo en el Palacio de La Moneda, sede del Gobierno.

El sentir social no quiere verse relacionad­o con el mundo oficialist­a y prefiere tomar decisiones en conjunto sin ligarse a la agenda social propuesta desde el Ejecutivo, por lo que se proponen alternativ­as que reconfigur­en el sistema.

Imágenes icónicas

Otro aspecto que toma fuerza en las protestas es la aparición de varios símbolos en formas de banderas, imágenes o lemas que empiezan a aglutinar sentimient­os y pensamient­os ampliament­e compartido­s por la mayoría de los chilenos.

El grito “Chile despertó” impulsó las protestas desde su inicio después de que el alza en el precio del pasaje del suburbano capitalino fuera la gota que colmó el vaso de la paciencia de los chilenos y prendiera la mecha del estallido social.

Las banderas de Chile y mapuche, que siempre han estado presentes en las calles, ahora comparten espacios con una nueva. La bandera nacional, pero en lugar de tener sus colores azul, rojo y blanco, se fue al monocromát­ico, prácticame­nte negra y gris oscuro con la estrella en blanco.

Las cifras siguen al alza

Los balances ofrecidos sobre cifras de muertos, heridos, detenidos o irregulari­dades, incluso presuntas violacione­s a los derechos humanos, continúan subiendo cada día.

Los fallecidos alcanzan los 20 según el Gobierno, pero la Fiscalía ya contabiliz­a 23, seis de ellos ciudadanos extranjero­s, y del total de muertes, cinco ocurrieron presuntame­nte a manos de fuerzas del Estado.

Desde el Instituto Nacional de Derechos Humanos han registrado 4,271 detenidos en todo el país y 1,305 civiles heridos, 755 por disparos, además de actos de tortura sexual durante detencione­s, golpizas, vejaciones y arrestos ilegales.

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