UN AÑO PARA LAS ELECCIONES
Entre un escándalo que involucra la presidencia de Trump y el próximo, entre un acto de corrupción y el próximo, mientras reprimíamos nuestra incredulidad y manejábamos la indignación y la alarma por el deplorable estado de nuestra nación, el tiempo voló.
Falta solamente un año hasta las elecciones presidenciales, hasta la primera gran oportunidad de revertir la desgracia que implicó el ascenso al poder del presente régimen y detener la rápida caída hacia un gobierno autoritario y antidemocrático, antilatino y extremista.
En otras palabras: tenemos un año para prevenir la reelección de Donald Trump. Independientemente de quién sea finalmente el candidato demócrata que se enfrente contra él, cualquiera de ellos será absolutamente mejor que el presente mandatario.
Los esfuerzos por detener el deterioro del país causado por el Trumpismo mediante su enjuiciamiento político, que tienen lugar en estos momentos, no pueden reemplazar el esfuerzo electoral, el voto directo.
El proceso del “impeachment” tiene sus beneficios, como la difusión de las violaciones de la ley por parte del presidente y sus allegados, o de la corrupción extrema que impera en el gobierno. O que la mitad de los encuestados piensen que el presidente debe ser enjuiciado, condenado y removido de la Casa Blanca lo antes posible.
Pero no deja de ser un ejercicio político de demócratas en la Cámara de Representantes, sin que lo apoye un solo republicano y con cero expectativa de éxito en el Senado.
Por eso es que lo importante es la elección de noviembre próximo. Por eso es que un año es poco tiempo, apenas suficiente como para llegar al objetivo. Un objetivo por el que todos nosotros debemos bregar en este año que queda. Y la más importante acción será votar y hacer que los nuestros voten.
Para deshacer las complicaciones históricas que causó hasta ahora Trump no alcanza con vencer en las urnas. La victoria debe ser masiva, inapelable, y por supuesto, manifestarse con fuerza en el colegio electoral. Y es imprescindible la derrota de los republicanos en ambas cámaras del Congreso, es decir, en cada estado del país.
A nuestros lectores: quienes aún no ciudadanos y pueden serlo, deben iniciar ya los trámites. Si faltara dinero para pagar por éstos, este diario publica constantemente información sobre ayuda disponible. Quienes son ciudadanos, deben registrarse para votar en el lugar de su domicilio. Es fácil y gratuito.
La comunidad latina estadounidense tiene un papel preponderante en este años que queda hasta los comicios, porque es quizás la que más tiene que perder si gana Trump y continúa su régimen por cuatro o más años. De nuestra gente deben surgir hoy los líderes de mañana, que guíen al país hacia la reconciliación nacional y la reconstrucción de nuestra democracia.•