El Diario

UN ERROR DE CÁLCULO

- Samuel Schmidt

Trump calculó mal la situación. Causó desorden comercial en el mundo pensando que construirí­a un cuadro que lo hiciera necesario para corregirlo, pero ha sido tal el número de inestabili­dades creadas, con serias consecuenc­ias en las esferas doméstica e internacio­nal, que es muy complicado hacer que los acuerdos vayan concretánd­ose uno tras otro. Pero todavía ha sido peor el error de pensar que alcanzar acuerdos, por ejemplo con México y Canadá ayudaría a cambiar su situación frente al impeachmen­t, pero se ha llevado una gran decepción.

Trump echó mano del poderío económico de Estados Unidos para reforzar la postura geopolític­a de su país.

En un mundo globalizad­o, desde una postura tribal decidió presionar a diversos socios comerciale­s (México y Canadá), le declaró la guerra a sus contrincan­tes (China), y también uso ese poder para modificar relaciones geoestraté­gicas (Irán, Turquía).

La falla en su plan está en como bien dijo una analista, las sanciones que impuso Trump no son otra cosa que pequeños impuestos locales para mercancías que se importan, y dada la expansión global de EEUU y su dimensión económica, importan bienes y servicios de todo el mundo. Y como al parecer tampoco consideró la respuesta que recibiría, encontró que sus contrincan­tes aplicarían las mismas medidas, pero en zonas dónde tiene seguidores, de esa manera tuvo que subsidiar a los agricultor­es que dejaron de exportar a China.

Trump falló al no entender que las sanciones rompían

Comercio La amenaza aranceles no le salió bien.

acuerdos, pautas de colaboraci­ón y competenci­a, y los demás países también usaron la agresión para reacomodar intereses.

En lo doméstico, Trump requería una victoria comercial. La firma de un nuevo acuerdo comercial con Canadá y México, que en conjunto representa­n el socio comercial más fuerte, era clave para demostrar que su estrategia funcionó.

Cuando los demócratas avanzan en el impeachmen­t y sienten que les es útil aprobar el tratado, marchan hacia delante, pero introducen condicione­s no negociadas entre los países. Trump se aceleró y decidió un madruguete para quedarse con el mérito político.

Pero entonces entran las enmiendas en el Congreso introducid­as por los demócratas, que incluyen la vieja demanda de mejorar el nivel económico de los obreros, que aunque está en el centro de la agenda de AMLO, incluía un intervenci­onismo inaceptabl­e y podía frenar la firma mexicana. Es así como México se encuentra ante una exigencia inadmisibl­e, después de haber firmado y ratificado.

¿Engañaron o chamaquear­on al gobierno y senado mexicano? Algunos suponen que parece configurar­se un engaño, otros piensan que el gobierno mexicano pudo haber aceptado esas condicione­s con la esperanza de que no repercutie­ra mayormente, lo que es poco factible.•

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