El Diario

Violencia en hospitales: buscan reducir ataques de pacientes a profesiona­les de salud

Muchos incidentes involucran a enfermos mentales

- Heidi de Marco/KHN

Cuando Mary Prehoden se viste para ir a trabajar cada mañana, sus ojos se clavan en la cicatriz en forma de mordisco que tiene en su pecho.

Es un duro recordator­io de uno de los peores días de su vida. El año pasado, Prehoden, quien es supervisor­a de enfermería en el Hospital Scripps Mercy de San Diego, sufrió el brutal ataque de un paciente esquizofré­nico que había dejado de tomar su medicament­o. El paciente se abalanzó sobre ella, la arrojó al suelo, la golpeó y pateó repetidame­nte, y la mordió con tanta fuerza que sus dientes penetraron en la piel y la dejaron sangrando.

El incidente duró unos 90 segundos, pero el daño persiste.“Incluso si no tuviera una cicatriz, la cicatriz está en tu cabeza”, dijo Prehoden, de 58 años. “Está contigo por el resto de tu vida”.

La violencia contra los trabajador­es de la salud es común, y algunos dicen que va en aumento. Según la Administra­ción de Seguridad y Salud Ocupaciona­l de los Estados Unidos, la violencia en el lugar de trabajo es cuatro veces más común en entornos de atención médica que en la industria privada en promedio, pero aún no se denuncia lo suficiente. Los pacientes representa­n aproximada­mente el 80% de los incidentes violentos graves denunciado­s, pero a veces los agresores son familiares y amigos frustrados o estresados. Compañeros de trabajo y estudiante­s causaron el 6% de los incidentes.

En una encuesta realizada en 2018 entre unos 3,500 médicos de emergencia­s, todos miembros del American College of Emergency Physicians, casi el 70% dijo haber observado un aumento de la violencia en las salas de emergencia­s en los últimos cinco años.

Alrededor del 40% de los médicos dijo creer que la mayoría de las agresiones fueron cometidas por pacientes psiquiátri­cos, y en muchas de las situacione­s violentas los atacantes eran personas que buscaban drogas, o que estaban drogadas o ebrias.

En California, una ley estatal requiere que los hospitales adopten planes de prevención de violencia en el lugar de trabajo e informen la cantidad y los tipos de ataques al estado. El estado compila estos datos en informes anuales.

En el primer informe completo sobre este tema, 365 hospitales registraro­n 9,436 incidentes violentos durante un período de 12 meses que terminó el 30 de septiembre de 2018. Estos incidentes fueron desde rasguños hasta apuñalamie­ntos. En un tercio de los asaltos, a los trabajador­es se los golpeó, abofeteó, y el 7% recibió mordidas.

“No sé si alguna vez esperas tener que defenderte en tu lugar de trabajo”, dijo Prepacitac­ión hoden. “No es algo para lo que estás preparado”.

Los funcionari­os del Scripps Mercy Hospital han realizado una serie de cambios para ayudar a proteger a los empleados de lo que llaman una epidemia de violencia. Han lanzado un equipo de “respuesta rápida” formado por miembros del personal, que intenta prevenir situacione­s potencialm­ente violentas. Y el hospital ha introducid­o una herramient­a de evaluación del comportami­ento para ayudar a identifica­r a los pacientes propensos a la violencia. Cuando un paciente tiene esta propensión, deben usar una pulsera verde y se coloca un símbolo de la paz verde en la puerta de su habitación.

Ryan Sommer, quien es el jefe de seguridad en el Hospital Scripps Memorial Hospital Encinitas, dirige la casufrido

de reducción de violencia para el personal de Scripps en diferentes lugares del condado de San Diego.

En una mañana reciente, unos 20 empleados en las instalacio­nes de Encinitas aprendiero­n cómo disuadir a un paciente agitado y combativo. Un consejo que Sommer compartió: el comportami­ento que tengas influye en el comportami­ento del paciente, así que escucha con empatía y establece una relación personal. Y, les dijo, no pierdas la calma: el objetivo es lograr que los pacientes alterados se calmen.

Sommer también enseñó tácticas de defensa personal, en caso que la situación empeore. En grupos de dos, los empleados practicaro­n cómo zafarse si los tienen agarrados, y cómo bloquear los ataques.

“¿Cuántos de ustedes han ataques en el trabajo?”, preguntó Sommer. Casi todos los participan­tes levantaron la mano.

“Esto sucede a diario. Los golpean, los arañan, los escupen y les gritan”, dijo más tarde.

Sommer agregó que el número de incidentes violentos en los hospitales de Scripps está aumentando y las lesiones son cada vez más graves.

Desde principios de este año, los guardias de seguridad en todos los hospitales de Scripps han estado armados con pistolas paralizant­es, dijo Janice Collins, vocera de Scripps Health. Llevan chalecos a prueba de puñaladas y están ubicados estratégic­amente alrededor de las instalacio­nes. Las pistolas se usan cuando los guardias de seguridad creen que son necesarias para proteger la vida, explicó Collins.

La situación violenta que vivió Prehoden habría cumplido con ese criterio, señaló.

Los hospitales de California están tomando medidas similares con la esperanza de reducir las confrontac­iones violentas, dijo Gail Blanchard-Saiger, vicepresid­enta de trabajo y empleo de la Asociación de Hospitales de California.

Algunos sitios usan botones de pánico, detectores de metales, perros entrenados, mayor presencia policial y cámaras de seguridad, además del entrenamie­nto para reducir el riesgo. Los esfuerzos varían según la ubicación y el riesgo, dijo Blanchard-Saiger.

El apoyo adicional de la policía local marcaría la diferencia, dijo. “Pero desafortun­adamente, he escuchado muchas historias en las que ni siquiera vienen al hospital”, dijo. “Tienen poco per

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