EL VOTO EVANGÉLICO
La batalla por el voto evangélico en las elecciones presidenciales de noviembre promete ser una de las más encarnizadas y reñidas de la campaña. Este enfrentamiento ya ha iniciado.
Esto sucede porque el triunfo del presidente Donald Trump en 2016 se debió en gran parte al apoyo del 80% de los votantes evangélicos, que representan el 25% del electorado. Sus votos le concedieron el triunfo en estados claves como Florida, Ohio, Michigan y Pennsylvania.
Recientemente, un editorial muy crítico, que invitaba al presidente Trump a renunciar a su cargo, salió en la popular revista Christianity Today.
Muchos comentaristas en medios centristas como CNN declararon un cambio radical en la relación de fuerzas electorales, y vaticinaron que los evangélicos abandonarían a Trump y llevarían a su derrota.
Pero casi instantáneamente llegó una reacción terminante de apoyo total al Presidente por parte del liderazgo evangelista nacional. Doscientos
de sus líderes publicaron una carta abierta acusando al autor del editorial Mark Galli de “impugnar la integridad espiritual” de sus seguidores. Franklin Graham, hijo del referendo Billy Graham, acusó a la influyente publicación de atacar políticamente a Trump.
La campaña electoral de Trump inició la coalición “Evangélicos por Trump”, para contrarrestar cualquier efecto que pudiera tener el editorial. El lanzamiento oficial del grupo se hará en un mitin de Trump en Miami el 3 de enero.
A juzgar por la reacción del liderato evangelista, el republicano tiene asegurado el apoyo que es condición necesaria para su reelección en poco más de 10 meses.
Ni de lejos Trump es un candidato afín a los principios religiosos.
Trump utilizó los servicios de trabajadoras sexuales mientras su tercera esposa, estaba embarazada de su hijo. Se divorció tres veces; casado, tuvo relaciones sexuales con actrices porno; aplicó perfiles raciales a los inquilinos en sus propiedades, encarcela a infantes en jaulas en la frontera y ha preferido la mentira a la verdad.
¿Por qué lo apoyan entonces? Quieren controlar el sistema judicial, específicamente la Corte Suprema de Justicia y los circuitos judiciales federales, y Trump lo ha suministrado.
Sin embargo, algunas señales indican que existen fisuras dentro del campo religioso evangelista y que el voto pro Trump podría no ser tan absoluto como en 2016.
Una encuesta de FoxNews halló que el 28% de los evangélicos blancos creen que el presidente debe ser juzgado y destituido. Otros sondeos determinan que entre los jóvenes de esta religión, el 40% se opone terminantemente a Trump.
El cambio no está garantizado. Varios análisis señalan que el apoyo al presidente es visto como cuestión de fe por muchos evangélicos. Lo consideran el ungido de Dios, una caracterización que Trump acepta gustosamente.
La cuestión es crucial y su resultado podría determinar quién será el próximo presidente.•
Base «Trump mantiene una base fiel de electores».