El Diario

REFLEXIÓN DE FIN DE AÑO

- Jorge Delgado jorgemarde­lgado@yahoo.com COLUMNISTA

El mundo rara vez cambia de un solo golpe. Hay circunstan­cias que provocan cambios profundos, como los derivados de los ataques terrorista­s del 11 de septiembre de 2001. Pero más allá de este tipo de hechos excepciona­les, el mundo cambia de a poco, de manera casi impercepti­ble.

Que ya casi nadie se asombre y se conduela de que una mente asesina apuñale a cinco personas por motivos religiosos; o que en este preciso momento haya niños encerrados en una jaula que probableme­nte nunca mas volverán a ver a sus padres, no es un hecho que ocurrió en un segundo, son de hecho situacione­s que por lo común y repetidas, ya se volvieron tan normales como tomarse un café en la mañana.

La sociedad va cambiando, y está década cuyo último año está por comenzar, ha traído consigo cambios estructura­les en muchos órdenes.

La tecnología y las llamadas redes sociales han acercado a la gente, pero también han hecho a la gente intelectua­lmente perezosa. Cualquier “influencer” da su opinión, y los cientos de miles de seguidores que tiene aceptan esa “verdad”, sin hacer ni siquiera el esfuerzo mental de cuestionar, mucho menos de investigar.

Por eso Trump puede mentir de manera abierta y sobre seguro. El hombre es un genio en el arte de mentir, de engañar, de manipular, de decir verdades a medias o simplement­e mentiras enteras. Sus seguidores no lo cuestionan, por el contrario, lo aplauden, lo veneran y toman su palabra como algo sagrado.

Esperanza Hay que buscar el sendero para atacar la desigualda­d.

Y la vida va cambiando en medio de la rutina del trabajo, de la vida diaria y de la lucha por sobrevivir, y casi no nos damos cuenta que la sociedad va girando, que los supremacis­tas blancos que antes se reunían a escondidas en un garaje, ahora dan entrevista­s en las principale­s cadenas de televisión y muy sueltos de huesos escupen su odio racial.

Y la vida sigue, y muchos soñamos con que Trump sea removido de su cargo. I la macroecono­mía luce bien, y la microecono­mía es de superávit para unos pocos y de dolorosa angustia para una gran mayoría.

La gran pregunta es, ¿cuándo volveremos al sendero de una menor desigualda­d social; y al retorno de la decencia política y moral?

No rebozo de esperanzas de que de pronto las cosas cambien, ni siquiera una salida abrupta de Trump va a permitir el retorno a la semi normalidad que vivíamos antes. La fibra social ha sido rasgada salvajemen­te y tomará décadas repararla.

La vida sigue y en medio de toda esta vorágine hoy mi abuelo/padre, Jorge, cumple 28 años de haber partido a su encuentro con el creador y haberse quedado en mi corazón para siempre; hoy también mi cónyuge y compañera de los últimos 25 años, Edna, cumple un año mas de vida y vive latente en mi corazón.

Feliz 2020 para mis amables lectores.•

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