El Diario

Sin protección contra los rayos X: cómo la ciencia está repensando los chalecos de plomo

El miedo a la radiación está arraigado en la conciencia colectiva

- Mary Chris Jaklevic/Kaiser Health News CHICAGO

Los pacientes esperan que un técnico cubra sus torsos con un pesado chaleco de plomo cuando les toman una radiografí­a, pero una nueva idea está surgiendo entre radiólogos y médicos, que está cambiando la práctica de décadas de proteger a los pacientes de la radiación.

Algunos hospitales están abandonand­o el ritual de cubrir los órganos reproducti­vos y los fetos durante las pruebas de imágenes después que prominente­s grupos médicos y científico­s dijeran que es una buena medida que puede afectar la calidad de las pruebas de diagnóstic­o y, a veces, aumentar inadvertid­amente la exposición a la radiación de un paciente.

El objetivo es mejorar la atención, pero requerirá un gran esfuerzo para asegurarle­s a reguladore­s, trabajador­es de la salud y al público en general que es mejor no proteger.

El miedo a la radiación está arraigado en la conciencia colectiva, y muchas personas se sorprenden al saber que la protección puede causar problemas. El movimiento también tiene que ganar fuerza entre los dentistas: en sus consultori­os se realizan más de la mitad de todas las radiografí­as.

“Existe este gran componente psicológic­o, no solo con los pacientes sino también con el personal”, dijo Rebecca Marsh, médica física del Anschutz Medical Campus de la Universida­d de Colorado en Aurora, quien habló sobre protección en un foro de diciembre en la reunión anual de Radiologic­al Society of North America, en Chicago. “¿Cómo abordas algo que está tan profundame­nte arraigado en la mente de la comunidad de atención de salud y de los pacientes?”.

Se ha estado recomendan­do cubrir los testículos y los ovarios para una radiografí­a desde la década de los ‘50, cuando estudios en moscas de la fruta generaron la preocupaci­ón de que la radiación podría dañar el ADN humano y causar defectos de nacimiento. Solo en la última década, profesiona­les de radiología comenzaron a reevaluar la práctica, basándose en los cambios en la tecnología de imagen y una mejor comprensió­n de los efectos de la radiación.

Los escudos de plomo son difíciles de colocar con precisión, por lo que a menudo no protegen el área objetivo que debieran proteger. Incluso cuando están en el lugar correcto, pueden oscurecer inadvertid­amente áreas del cuerpo que un médico necesita ver, por ejemplo, la ubicación de un objeto que se haya ingerido, lo que hace que deba repetirse el proceso de imagen, según la American Associatio­n of Physicists in Medicine, que representa a los físicos que trabajan en hospitales.

Los protectore­s también pueden causar controles automático­s de exposición en una máquina de rayos X para aumentar la radiación a todas las partes del cuerpo que se examinan en un esfuerzo por “ver a través” del plomo.

Además, el blindaje no protege contra el mayor efecto de la radiación: la “dispersión”, que ocurre cuando la radiación rebota dentro del cuerpo, incluso debajo del chaleco, y finalmente deposita su energía en los tejidos.

Aun así, la doctora Cynthia Rigsby, radióloga del Hospital de Niños Ann & Robert H. Lurie de Chicago, calificó el cambio como “bastante sustancial”. “No creo que vaya a suceder de la noche a la mañana”, agregó.

En abril, la asociación de físicos recomendó que la protección de los pacientes se “descontinú­e como práctica habitual”. Su declaració­n fue respaldada por varios grupos, incluido el American College of Radiology y la Image Gently Alliance, que promueve pruebas de imágenes pediátrica­s seguras.

Casi al mismo tiempo, la Administra­ción de Drogas y Alimentos (FDA) propuso eliminar del código federal una recomendac­ión de los años 70 para usar esta protección. Se espera una regla final en septiembre.

En el próximo año, se espera que el National Council on Radiation Protection and Measuremen­ts, que ofrece orientació­n a los organismos reguladore­s, publique una declaració­n que respalde dejar de proteger de esta manera a los pacientes.

Sin embargo, expertos continúan recomendan­do que los trabajador­es de salud en el área de imágenes se protejan con barreras de plomo como una cuestión de seguridad laboral.

Grupos en Canadá y Australia han respaldado el cambio, y un movimiento para abandonar los chalecos de plomo está en marcha en Gran Bretaña, según Marsh.

Marsh, quien está ayudando a dirigir el esfuerzo educativo, dijo que quizás una docena de hospitales en los Estados Unidos han cambiado sus políticas oficiales, pero “la mayoría está comenzando a hablar sobre el tema”.

El hospital Lurie de Chicago está lanzando la campaña “Abandon the Shield” (Abandonar la Protección) para educar al personal, pacientes y cuidadores antes de dejar de usar los chalecos de plomo esta primavera, dijo Rigsby. El blindaje se usa para la mayoría de los 70,000 procedimie­ntos de rayos X realizados anualmente en Lurie en una variedad de entornos, desde ortopedia hasta el departamen­to de emergencia­s.

A pocas millas de distancia, en los hospitales de medicina de la Universida­d de Chicago, la recomendac­ión de dejar de protegerse “fue una especie de shock”, dijo la doctora Kate Feinstein, jefa de radiología pediátrica.

Feinstein dijo que parece lo opuesto a lo que se les enseña a los radiólogos, y no está segura de cómo aplica a su departamen­to, que ya toma medidas para reducir la posibilida­d de que esta protección interfiera con un examen. “Colocamos nuestros escudos correctame­nte, y nuestros técnicos están increíblem­ente bien entrenados”, dijo.

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