NO AL ‘REALITY SHOW’
El tradicional mensaje del Estado de la Unión sirve para comunicar la situación del país y los desafíos del Presidente, en el año transcurrido y el venidero. Pero en las manos de Donald Trump se convirtió en un acto de campaña electoral. Abundó en exageraciones de su labor, desvirtuó la realidad, acusó sin ton ni son y promovió momentos y emociones de “reality show”.
Ese fue el inicio de 24 horas tristes para nuestra democracia que concluyeron con el voto en el juicio político en el Senado que absolvió al presidente y de hecho respaldó el abuso de poder que cometió. El Congreso fue escenario de actos que la historia recordará con vergüenza. La impunidad prevaleció porque los senadores republicanos fueron cautivos del poder que ejerce el residente de la Casa Blanca.
Para el discurso anual, el martes a la noche la sala de la Cámara de Representantes se convirtió en un universo trumpiano. El decoro usual se perdió desde que los legisladores republicanos corearon “cuatro años más”, convirtiendo el evento casi en un mitin. Ningún demócrata se atrevió a gritarle “mentiroso” al Presidente como ocurrió con Barack Obama.
Solo faltaron las improvisaciones en los actos de campaña, cuando Trump insulta a quien no piensa como él y ridiculiza a los críticos con burlas e imitaciones. Pero no faltaron los efectos especiales del show. Trump da una beca a una joven, reúne a un soldado con su familia y otorga la más alta condecoración del país a un personaje controversial, y a través de su esposa. Y todo ello viniendo de quien tiene una agenda y una personalidad carente de toda empatía y humanidad.
Los inmigrantes, especialmente los indocumentados, fueron descritos como un peligro semejante al terrorismo, tal como los presenta en los discursos de campaña. El único latino aceptable para Trump fue un integrante de la Patrulla Fronteriza. Se trata de un agente cuya labor ha sido separar los hijos de los padres en una organización policial blanco de denuncias por violaciones de los derechos humanos. También está el otro. Y Trump falsamente acusó a las ciudades santuario diciendo que simpatizan con “criminales ilegales”, obteniendo aplausos de la bancada del partido en el poder.
El Estado de la Unión consistió en una provocación sin medias tintas contra los demócratas que permanecían sentados impávidos ante la avalancha de embustes. El gesto de la Presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, de romper su copia del discurso cuando Trump terminó de hablar representa el enojo y la impotencia ante una presidencia imperial. Es posible que algunos votantes recuerden solo esa imagen, en vez de las palabras que causaron esa reacción. Pero si Trump habló para su base política recalcitrante, Pelosi respondió con el sentir de los demócratas.•
Trump gana, el país pierde «Convierte el discurso del Estado de la Unión en un mitin y luego el Senado lo libra de cargos».