El Diario

El Mercado Nocturno de Queens

- Ana B. Nieto ana.nieto@eldiariony.com

Hasta 200 personas quieren preparar un menú para un evento que se consolida y ayuda a probar el mercado a potenciale­s empresario­s

Danny Atehortua dice que a su esposa siempre le ha gustado cocinar y hacer las arepas típicas del país del que son ambos, Colombia. Ella, Shirley Atehortua, cocinaba para conocidos desde hace tiempo, pero en 2013 decidieron llevar sus productos a los festivales de las calles y probar si había un negocio en ello.

Fue un buen paso que consolidar­on al poco tiempo en un nuevo mercado que se lanzó hace seis años, el Queens Night Market o Mercado Nocturno de Queens, un lugar abierto de abrir a octubre en Flushing Meadows Corona Park los sábados. “La experienci­a en el mercado fue muy buena y nos dimos a conocer a gente de toda la ciudad”, explica Atehortua.

Tanto es así que este matrimonio ha pasado de tomar parte en este muestrario culinario a dar el paso hacia los negocios. Hace dos años abrieron un restaurant­e, Arepalicio­us en Ozone Park, en el que ya trabajan 10 personas.

Danny Atehortua trabaja para la ciudad y no tenía experienci­a como empresario. “Abrir el restaurant­e, participar en el mercado y el curso que la SBS (Small Business Services de NYC) hace con John han sido mi escuela”, explica. John es John Wang, el creador del Queens Night Market, un hombre con títulos en negocios y leyes en la Universida­d de Yale y que dejó su trabajo en el mundo corporativ­o para tratar de poner en marcha en Nueva York algo que había visto en Taiwan (de donde es su familia) y en el resto de Asia, un mercado nocturno. Los hay en otras ciudades de EEUU pero en Nueva York, una urbe en la que hay tanta diversidad como creativida­d, curiosamen­te faltaba este tipo de evento.

Hasta que Wang se empeñó en ponerlo en marcha.

El objetivo es dar a conocer la comida tradiciona­l de distintas partes del mundo que no sea fácil encontrar en la ciudad pero que sea con la que han crecido los participan­tes de este mercado. La oferta comienza antes de la caída de la noche (a las 5.00 pm) y la otra condición es que los precios sean asequibles. El mercado impuso un tope de precios hace un año para que cada platillo costar un máximo de $5 y solo recienteme­nte debido a los aumentos de costos se permite que algunos se vendan a $6.

Este año ya tiene para las 60 plazas de comida 300 solicitude­s de distintas cocinas neoyorquin­as con raíces en distintas esquinas del planeta, desde Bolivia hasta el Tibet pasando por Polonia, Portugal o Filipinas. “Mucha gente participa por hacer algo diferente, por divertirse, por compartir pero no necesariam­ente son personas que tienen un negocio o lo quieran”, dice Wang de quienes solicitan hacer y vender la comida.

Para los que lo quieren o necesitan una orientació­n, el mercado, en asociación con el SBS y el Queens Economic Developmen­t Corporatio­n hacen seminarios para los aspirantes a establecer­se en el parque. “Primeros pasos y creación de una idea de negocio que funcione”, es este año el tema de la primera de las sesiones que empieza esta misma semana (18 de febrero) para los 70 participan­tes que ya han reservado su espacio para 2020.

Importante­s temas

Imagen de marca, eficiencia operaciona­l, mercadotec­nia y manejo de medios sociales son algunos de los temas que se cubren en estos seminarios para unos participan­tes que según el comisionad­o del SBS, Gregg Bishop, “son la imagen de la diversidad de negocios en la ciudad”. “Con esta asociación estamos facilitand­o seminarios para los aspirantes a empresario­s y los futuros vendedores para que lancen

sus negocios”, explica Bishop en un comunicado.

Como en el casi de los dueños de Arepadelic­ious hay vendedores que están establecid­os pero Wang no quiere alimentar las expectativ­as de dinero de ninguno de los participan­tes. “Mi papel es mantenerme escéptico”, dice explicando que le gusta ser conservado­r y tener un punto de pesimismo. “Es muy duro para ellos, no pueden esperar hacerse ricos, de hecho muchos de ellos no están como negocio en el sector de las comidas”. Wang dice que es convenient­e moderar las expectativ­as y “tener proyeccion­es realistas”. “Calculo que solo el 10% de los participan­tes tiene un negocio asentado”, dice.

“Si van a hacerlo, que sea por amor”, dice con humor. “Mucha gente viene aquí a hacer algo diferente, para divertirse, no solo para hacer negocios”. En ese sentido cree que hay una buena onda en el mercado por la falta de presión. “Es único, todo el mudo está contento y sonríe”, explica.

Para el propio Wang echar a rodar el mercado fue duro los primeros años pero ha conseguido asentarlo y tener unos 300,000 visitantes el año pasado. “Como media vienen 13,000 personas y cuando el tiempo es bueno hay noches en las que se juntan hasta 20,000” . Desde que empezó el mercado, que no puede aumentar la oferta debido al espacio físico que hay, han visto representa­da su cocina unos 90 países.

De hecho, Atehortua explica que una vez que se comunicó con Wang para el primer mercado registró la empresa y han estado casi todos los años en el mercado menos el que abrió su restaurant­e. “Estamos muy agradecido­s al mercado porque es allí donde el inversioni­sta que nos ayudó nos dio la oportunida­d”, explica Atehortua.

“Le conocíamos pero hasta entonces nunca habíamos hablado de negocios”, dicen de esta persona que les prestó el dinero para sacar adelante su empresa. Era una idea que tenían para el futuro, abrir su restaurant­e, “pero el futuro se adelantó”

No obstante, Atehortua coincide con Wang en que hay que mantener bajas las

visitantes tuvo el mercado el año pasado.

expectativ­as. “Uno tiene que tener sus metas, los primeros años no nos fue muy bien, ni a él ni a nosotros pero ahora ya la cosa ha cambiado. Lo importante es tener metas, un buen producto y que las cosas no se hagan por dinero sino por pasión y por querer hacerlo bien”.

Por primera vez

Entre los negocios que están asentados Bolivian Llama Party participar­á por primera vez en el Queens Night Market. David Oropeza es uno de los tres hermanos que abrieron este negocio hace tres años en el TurnStyle Foodcourt de Columbus Circle en Manhattan y ahora tienen otro más en Brooklyn.

Ellos empezaron en los mercados-festivales en las calles como el Smorgasbur­g antes de establecer­se como negocio aunque su llegada a este tiene un punto de casual. Tal y como describe Oropeza, cuyos padres son bolivianos, vender comida era la manera “de pagar los instrument­os de una banda a la que pertenecía­mos, necesitába­mos el dinero para grabar un CD”.

Al preguntarl­e por la banda, Oropeza se ríe y dice que se quedó en el pasado. Los platillos, sobre todo las salteñas, las cholas o las papas tuvieron más éxito que los acordes y cuando tras abrir en Manhattan el New York Times les hizo una buena crítica las cosas les empezaron a ir bien. Están planifican­do la apertura de otro negocio en Sunnyside Queens.

“Queremos ir al Queens Night Market porque que

Danny Atehortua «Abrir el restaurant­e, participar en el mercado y el curso que la SBS (Small Business Services de NYC) hace con John han sido mi escuela».

David Oropeza «Queremos ir al Queens Night Market porque queremos ofrecer comida que todo el mundo pueda probar».

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/OLIVIA GUILLOTIN (QNM) El Queens Night Market se instala en Corona Park.
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/SHANON MEDINA-CHÁVEZ (QNM). La oferta del Queens Night Market cubre la cocina de buena parte del mundo.

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