Juntos pero en camas separadas
Dormir en el mismo cuarto pero en camas gemelas o en cuartos separados es una tendencia que se está dando cada vez más en las parejas jóvenes y de mediana edad. Y la práctica, llamada “divorcio nocturno”, no está directamente ligada a problemas matrimoniales, desinterés sexual o deterioro del amor o la pasión.
“Es algo que se está dando cada vez entre las parejas por mutua decisión. Y en mi practica he visto que llegan a este acuerdo ante sus propias necesidades físicas y buenas horas de sueño”, explica la psicóloga Geny Zapata, vinculada al White Memorial Medical Center (WMMC) de Los Ángeles.
Entre las razones más comunes que la directora de Ciencias del Comportamiento del Programa de Medicina Familiar del WMMC ha encontrado, se encuentran: dormir más cómodamente ante problemas físicos, no escuchar el ronquido del compañero o la compañera de vida y el no despertar a la pareja al levantarse a diario a las 4 o 5 de la mañana para emprender la jornada laboral. al factor cultural”, resalta Zapata. “Hay que tener en cuenta que en algunas culturas el dormir juntos en la cama matrimonial es parte integral de la convivencia y de la unidad de la pareja”.
Las horas que comparte una pareja acostada en una misma cama antes de consolidar el sueño, explica la experta, ofrecen un momento íntimo no solo para el encuentro sexual sino también para expresar sentimientos, preocupaciones, planes, resolver problemas y llegar a acuerdos que les permiten funcionar mejor como matrimonio y familia, en el caso de que tengan hijos.
Para Zapata, la decisión de la pareja de dormir en diferentes camas o en cuartos separados es algo muy personal.
“Pero aunque el paso del tiempo y los nuevos estilos de vida están llevando a las parejas a retomar esta vieja costumbre pero de una manera evolucionada, ya que están estableciendo una agenda para sus encuentros íntimos o conversaciones privadas, yo diría que antes de optar por esta práctica hay que analizar muy bien los pros y sus contras ya que en algunas parejas esta decisión compromete mucho las creencias culturales y las prácticas sociales”, concluye la psicóloga.