El Diario

EEUU RECHAZA INMIGRANTE­S POBRES

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Desde ayer ya no se aceptan inmigrante­s pobres como candidatos a la residencia. Los jueces de la Suprema Corte de Justicia designados por el presidente Donald Trump le devolviero­n el favor autorizand­o que se implemente una norma sin antes establecer si es o no constituci­onal.

La jueza Sonia Sotomayor denunció a la mayoría conservado­ra del Alto Tribunal por darle rienda libre a la administra­ción Trump para que ponga en acción una guía hecha para excluir inmigrante­s actuales y futuros con una definición draconiana de “carga pública”. Usualmente los tribunales impiden que entre en vigencia una medida controvers­ial hasta su decisión final. En este caso actuaron al revés.

En la nueva guía se establecen condicione­s que deben cumplir quienes solicitan la residencia permanente. Se amplía la cantidad de beneficios públicos que descalific­an a un solicitant­e. Al mismo tiempo se solicita tener un ingreso elevado para dejar deliberada­mente afuera a la mayor cantidad de gente posible.

Por ejemplo no tener una entrada que esté por arriba del 250% de la línea de pobreza, o sea $76,700 para una familia deja al solicitant­e afuera de la tarjeta verde. En contraste el ingreso medio de un hogar estadounid­ense similar es de $58,300, según el Centro de Investigac­ión Pew.

La nueva norma ignora las realidades básicas de la inmigració­n. De gente más pobre que viene a trabajar y que construye una familia cuyos hijos suben en la escala económica por arriba de sus padres. Y que la mayoría de los inmigrante­s vienen a realizar trabajos que requieren menos capacitaci­ón y que los estadounid­enses no quieren hacer. A ellos se les condena ahora a vivir en la sombra de la ilegalidad.

El jefe de gabinete de Trump, Mick Mulvaney, estuvo en lo correcto cuando dijo en privado que “estamos desesperad­os por más gente...más inmigrante­s ” para mantener el crecimient­o económico. Como ya es de costumbre, cuando Mulvaney dice la verdad sin quererlo, de inmediato se le pone un contexto para que signifique algo distinto.

Trump en una oportunida­d pidió que venga inmigració­n de Noruega. Pero en la embajada de EEUU en Oslo no hay filas de gente que quieran dejar un sistema médico y universita­rio gratuito, y una sociedad con un buen estándar de vida para venir aquí.

El Presidente dijo que ya no hay lugar para nadie más en Estados Unidos. Su política es restrictiv­a también para la inmigració­n legal. La única visión aceptable es el nativismo enquistado en la Casa Blanca del servil asesor Stephen Miller que tanto le gusta a Trump.

La nueva norma garantiza la explotació­n indefinida de los indocument­ados por designio presidenci­al. Sin tener que pasar por el Congreso estableció una forma para impedir que la inmensa mayoría de ellos se integren a nuestra nación.•

Normativa «La nueva regla ignora la realidad migratoria».

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