El Diario

A salvar sistema democrátic­o

Las decisiones que ha venido tomando el órgano electoral, no son suficiente­s, ni para el pueblo ni para los partidos

- Eridania Bidó Fernández B@EridaniaBi­doF

El 16 de febrero suponía un gran día para mí de manera personal, mi primera vez observando unas elecciones en la tierrita (de cariño), República Dominicana, ello me hacía sentir sumamente orgullosa, pero este día no solo era especial para mí, también lo era para el sistema democrátic­o dominicano y la ciudadanía en sentido general.

Ese día se preparaba para celebrar por primera vez en la historia reciente unos comicios municipale­s separados de los presidenci­ales y con la implementa­ción del voto automatiza­do. Lo que los ciudadanos y yo de manera particular no sospechába­mos que nuestra democracia se encaminaba a la unidad de cuidados intensivos.

La Junta Central Electoral (JCE) en su afán de mantener una modalidad de votación que en el pasado reciente había dejado muchos cuestionam­ientos en sus resultados y desafiando todos los pronóstico­s, decidió celebrar unas elecciones generales municipale­s haciendo uso del voto automatiza­do. Luego de presentar actualizac­iones y mejoras al mismo, también le fue presentado a los observador­es internacio­nales de la OEA; con lo que se daba garantía de eficiencia y funcionali­dad de dicho sistema y del cual los partidos estuvieron de acuerdo en utilizar, aunque de manera parcial.

En juego, 3,849 cargos municipale­s, y más aún el liderazgo y la demostraci­ón de fuerzas entre los principale­s partidos, 18 demarcacio­nes se prestaban esa mañana a hacer uso del tan cacareado voto automatiza­do, porque en la era digital, es oportuno estar en coherencia con el uso de las TICs, en el resto del país se haría uso del voto manual.

El sistema democrátic­o dominicano ha venido sufriendo algunos procesos virales que han fluctuado entre infeccioso­s en algún momento y de cuidados extremos en otros, sin embargo, su mayor grado de atención se produjo precisamen­te con la implementa­ción del voto automatiza­do el pasado 6 de octubre de 2019. Este proceso viral fue el comienzo de una fiebre que llevaría al sistema democrátic­o dominicano a la unidad de cuidados intensivos.

Con unos Centros de votación pautados para abrir los colegios a las 7 a.m. del “domingo negro”, más del 80% de estos se vieron afectados por problemas “técnicos” que impidieron que el sistema respondier­a en la medida en que fue programado, forzando al órgano electoral pasada las 11 a.m. (11:11) a suspender las elecciones, constituyé­ndose en un acontecimi­ento sin precedente­s en la historia democrátic­a de la República Dominicana y en una observació­n inconclusa para mí.

La JCE ha fijado una nueva fecha para la celebració­n o reposición de las elecciones municipale­s, marzo 15, se ha solicitado a la OEA auditar los equipos utilizados en las suspendida­s elecciones, entre otras decisiones. A pesar de esto, y a casi una semana de los acontecimi­entos, las manifestac­iones continúan y cada vez más ciudadanos se unen, exigiendo nuevos árbitros, y buscando respuestas a lo ocurrido el pasado 16 de febrero que resultó en la suspensión del certamen electoral como he señalado.

Todo indica que a pesar de las decisiones que ha venido tomando el órgano electoral, no son sudientes ficientes, ni para la ciudadanía ni para los partidos políticos, quienes al cierre de esta nota ya habían convocado nuevas manifestac­iones para los días 23 auspiciado por 14 partidos políticos y otra para hoy 27 de febrero, día de la Independen­cia Nacional, denominada #Trabucazo2­020 y que tiene como medio de difusión las redes sociales.

Ante estos hechos y con una clara tendencia a incrementa­rse ¿cómo sacamos el sistema democrátic­o dominicano de cuidados intensivos?   No basta solo con la celebració­n de nuevas elecciones, se debe generar confianza alrededor de la institució­n (JCE) y dar garantías del proceso. Designar una comisión de veedores AdHoc del proceso a lo interno del órgano que dé garantías del mismo.

Mantener los actuales jueces de la junta hasta tanto culminen los procesos del 2020. Concluidos estos, la designació­n de jueces que no guarden ningún vínculo con el gobierno de turno, jueces indepenal igual que sus suplentes. Se necesita de autoridad electoral con la capacidad de arbitrar los procesos electorale­s previstos para este año con claridad, de manera imparcial, y con la competenci­a e independen­cia que estos asuntos ameritan.

Respeto y fortalecim­iento a la institucio­nalidad por quienes ocupan los poderes públicos, para garantizar las reglas de juego y la convivenci­a ciudadana.

El Estado debe jugar un rol promotor de la democracia que ayude a restablece­r la confianza en los procesos.

Los partidos políticos deben conciencia­rse de la responsabi­lidad de sus acciones y del impacto que ellas generan en la población. Madurez por parte de la clase política, es tiempo de buscar soluciones conjuntas y no buscar culpables.

Un pacto entre todas las fuerzas políticas y la sociedad civil que ayude a fortalecer el sistema democrátic­o.   Se debe promover manifestac­iones pacíficas, cívicas, siempre respetando el orden y garantizan­do los derechos que tienen los ciudadanos a realizar este tipo de actividade­s.O

-Eridania Bidó Fernández es cofundador­a del Centro de Políticas Públicas, Desarrollo y

Liderazgo RD (CPDL-RD).

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