Los demócratas votan y Trump se da baño de masas
Joe Biden se perfilaba como uno de los favoritos en la primaria de Carolina del Sur
El presidente Donald Trump se dio ayer un baño de masas entre sus votantes más conservadores mientras los demócratas votaban en las primarias de Carolina del Sur, en un discurso que incluyó burlas a varios de los precandidatos que buscan arrebatarle el poder en noviembre.
Los asistentes a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el gran acto del año para la derecha, presenciaron un discurso muy parecido al del año pasado en cuanto al patriotismo exacerbado -con abrazo y beso a la bandera estadounidense incluidos- pero con un tono electoral más marcado.
“Señores y señoras, lo mejor está todavía por llegar”, prometió Trump a un auditorio repleto de las gorras rojas que identifican a sus seguidores.
Burlas a Biden y Bloomberg
Pocas horas antes de que se cerraran las urnas en las primarias demócratas de Carolina del Sur, Trump pronosticó que el vencedor en ese estado sería el exvicepresidente Joe Biden, como apuntaban las encuestas.
Sin embargo, dijo que no puede imaginar “a nadie más fácil de vencer” en las elecciones de noviembre “que a Joe (Biden), que no puede ni siquiera juntar dos frases cuando habla”, e insinuó que el exvicepresidente tiene demasiados deslices mentales relacionados con la edad como para gobernar el país.
“(Joe) No es un comunista. En el caso de (el senador) Bernie (Sanders) hay dudas de que si lo es. Pero Joe está más en el medio, la diferencia es que Joe no va a estar dirigiendo el país, estará en alguna residencia y otros, que sí serán de izquierda radical, lo van a llevar por él”, afirmó Trump.
También se mofó del exalcalde de Nueva York Mike Bloomberg y de la cantidad de dinero que ha invertido para ganar las primarias demócratas, y se burló en concreto de su mala actuación en uno de los debates demócratas de este mes al esconderse detrás del atril.
“¡Sáquenme de este escenario!”, exclamó Trump, que fingía así que era Bloomberg muerto de vergüenza por su pobre actuación en el debate demócrata de mediados de este mes en Nevada.
El mandatario recurrió también a su habitual táctica de meter miedo ante la posibilidad de que un demócrata le arrebate el poder en noviembre, al reiterar que las políticas del partido opositor “convertirían rápidamente a EEUU en una Venezuela a gran escala”.
“Ellos (los demócratas) quieren quitarles a ustedes su dinero, sus opciones, su libertad de expresión, sus armas, su religión, su historia, su futuro y, en definitiva, su libertad. Pero nunca les dejaremos hacerlo”, alegó.
El resto de su discurso fue una repetición de ideas familiares, como las crítica a las “ciudades santuario” que protegen de la deportación a los indocumentados, o la insistencia en que “México está pagando por el muro, y les parece bien hacerlo”, a pesar de que el país vecino no ha pagado por ahora nada por el proyecto.
Y pareció dirigirse a esa parte del Partido Republicano al que no le gustan demasiado sus exabruptos o algunas de sus ideas: “Quizá no soy agradable, pero estoy haciendo un gran trabajo por ustedes”.
“Estamos salvando a este país”, clamó Trump.
Entre la audiencia mayoritariamente blanca estaba el líder del partido ultraderechista español Vox, Santiago Abascal, y muchos jóvenes, algunos de ellos estudiantes.
La camiseta de Royali De Niro, un joven negro de 32 años de Orlando (Florida), destacaba entre la multitud. En ella, el activista negro por los derechos civiles Martin Luther King Jr lucía una gorra roja con la ya famosa frase de Trump “Hacer a EEUU Grande de Nuevo” (Make America Great Again).
Preguntado qué es lo que más le gusta de Trump, su respuesta es concisa: que el presidente “no se asusta y siempre devuelve el golpe”.
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