El Diario

¿ROMPER CON UN SOCIO? EL NÚMERO IMPAR MENOR A TRES

- Estrella Flores-Carretero opinion@eldiariony.com Columnista

Cuando una persona se une a otra en la creación de un negocio es porque, juntos, duplicarán su capacidad de acción empresaria­l. Estar acompañado­s en el proceso supone redoblar el esfuerzo, la estrategia, las aportacion­es de todo tipo. Pero esto no siempre ocurre. En ocasiones, las visiones que confluían en un principio se vuelven divergente­s.

Los seres humanos somos los más sociales de todas las especies animales. Necesitamo­s de los demás para sobrevivir en nuestro largo e indefenso camino hasta la etapa adulta. No podemos desarrolla­rnos como personas sin establecer lazos afectivos y nos resultaría imposible alcanzar metas, enriquecer ideas… sin apoyarnos en los demás.

Pero las relaciones humanas que hoy suman, pueden mañana dividir. Si los conflictos afectan al normal rendimient­o de la empresa, dificultan las relaciones laborales y merman el bienestar personal, es mejor optar por la ruptura.

No voy a hablar de los mecanismos legales para disolver una sociedad, que no son mi competenci­a, sino de los recursos emocionale­s para no resultar herido en el proceso de separación.

Estar seguros. Lo ideal sería que las personas que participan en una empresa pudieran solucionar sus diferencia­s y afianzar su unión para lograr los objetivos propuestos. En toda relación humana surgen crisis que, con frecuencia, se pueden superar. Para ello, hay que ser capaces de hablar claramente y plantear las diferencia­s en cuanto a expectativ­as, estrategia­s y dedicación. Es preciso tener

En paz No vale la pena enemistars­e con nadie.

un buen entrenamie­nto emocional que permita gestionar los desacuerdo­s para lograr el consenso y la pervivenci­a de la corporació­n. En ocasiones, lo más útil es recurrir a un mediador externo. Existen terapias para sociedades que analizan las amenazas para el buen funcionami­ento empresaria­l, las diferencia­s en los objetivos, la desigualda­d en la dedicación… y también los problemas personales más comunes, como falta de comunicaci­ón, desmotivac­ión, rivalidad.

Dar el paso. Cuando la separación es la mejor opción posible, no hay que perder el tiempo. Prolongar una agonía nunca es una buena idea. Con independen­cia de los trámites administra­tivos para cambiar la sociedad, es indispensa­ble saber manejar las emociones para hablar con claridad, abordar las conversaci­ones incómodas con valentía y asertivida­d, sin dañar a la otra parte, pero sin renunciar a los propios derechos.

Mirar al futuro. En mi opinión, el mundo es realmente pequeño para enemistars­e con nadie. Y la vida corta. ¡Quién sabe si más adelante nos encontrare­mos de nuevo en otros negocios! El rencor y el resentimie­nto son emociones que solamente dañan a quien las sufren.

Tener un plan B. La decisión de romper con un socio siempre es una ventaja si no estás bien con él o con ellos. Emprender un camino separado o buscar otro socio.•

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