Ya eran víctimas:
El estudio dice que las familias ya huían de la violencia selectiva de sus países de origen, y ya habían estado expuestos a traumas, con frecuencia como víctimas de actividades de pandillas.
1,142 niños separados El gobierno estadounidense separó 1,142 niños, incluidos más de 300 menores de cinco años de edad.
Adultos y niños se sienten “confundidos y molestos, constantemente preocupados, lloran mucho, tienen dificultades para dormir, no comen bien, tienen pesadillas, se sienten muy deprimidos, padecen de abrumador síntomas de ansiedad y manifestaciones fisiológicas de pánico y desesperación, como el corazón acelerado, dificultad para respirar y dolores de cabeza.
Expresan que sienten “pura agonía” y desesperanza, también angustia emocional y mental y sienten estar “increíblemente abatidos”.
Los médicos notaron que los niños exhibieron reacciones de regresión en comportamientos apropiados para su edad, llanto, pérdida de apetito, tienen pesadillas y otras dificultades para dormir, pérdida de normalidad del desarrollo.
Expertos de PHR notaron que el trauma sufrido por los padres y los niños requiere “una mayor intervención y apoyo terapéutico continuo, porque los eventos estaban causando angustia significativa y un deterioro funcional continuo”.
Recomiendan psicoterapia centrada en el trauma, retiro de la detención y medicamentos psiquiátricos, todo urgentemente.
Como conclusión, “PHR considera que el tratamiento del gobierno a los solicitantes de asilo a través de su política de separación familiar constituye un trato cruel, inhumano y degradante y, en todos los casos evaluados por expertos de PHR, alcanza el nivel de tortura”, de acuerdo con definiciones de Naciones Unidas.
También indicaron que el gobierno cometió el delito de desaparición forzada.
El gobierno separó 1,142 niños, incluidos más de 300 menores de cinco años de edad.