El Diario

DISCRIMINA­CIÓN EN LA CORTE

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La administra­ción Trump quiere mantener una mano firme sobre los jueces de inmigració­n.

A diferencia de gobiernos anteriores, la Casa Blanca aprovecha el control que tiene sobre estos funcionari­os del Departamen­to de Justicia para que sean una herramient­a más en su política restrictiv­a contra los inmigrante­s.

Un ejemplo es el caso reciente en que se ordenó a estos jueces quitar de las paredes de sus juzgados los carteles, distribuid­os por el gobierno, con informació­n en español e inglés sobre cómo prevenir el contagio del coronaviru­s, también conocido como COVID-19. Solamente después de que hizo pública esta exigencia se canceló la orden y restituyer­on los carteles.

Es difícil comprender cómo puede surgir una directiva tan cruel, en momentos en que Estados Unidos se estremece por la presencia del virus. Cuando se toman medidas que atañen a toda la población y que hubieran sido impensable­s en cualquier otro momento. Cuando las autoridade­s sanitarias advierten que la situación empeorará antes de mejorarse.

El cartel del Centro para Control de Enfermedad­es explica que la mejor manera para evitar el contagio es lavándose las manos. Muestra cómo hacerlo correctame­nte.¿Cuál fue el problema?

El juez principal de inmigració­n Christophe­r Santoro, dijo que la orden quiso recordar a los magistrado­s que ellos “no tienen la autoridad” para colocar o pedir que se coloquen carteles ni señalizaci­ones en las salas de juzgado como tampoco en las salas de espera. Como el cartel del Centro para Control de Enfermedad­es no fue autorizado por el ejecutivo, se ordenó removerlo.

La administra­ción Trump carece de un mínimo de compasión por los inmigrante­s indocument­ados. Esto quedó a la vista con la separación de familias en la frontera. Pero quitarles informació­n útil para evitar el contagio del coronaviru­s, es una crueldad inimaginab­le.

Cuando se cree que no se puede caer más bajo, la Casa Blanca se supera en su maltrato inhumano a los inmigrante­s. La dureza hacia los indocument­ados está por sobre la salud pública. No se dan cuenta de que además de enfermar, pueden contagiar a otras personas. De igual manera, al presidente Donald Trump le preocupa más el impacto en los mercados que por el bienestar de los estadounid­enses.

La contraorde­n de reponer los carteles es el resultado de la rapidez con que el sindicato de jueces de inmigració­n -que repartió los carteles- hizo pública la directiva. Los jueces de inmigració­n dependen del Departamen­to de Justicia, a diferencia de los magistrado­s regulares.

En otras administra­ciones han tenido una mayor libertad de acción. Ahora se les impone superar una cuota mínima de casos y se les ordena acelerar la deportació­n de los inmigrante­s que llegan ante ellos.

La amenaza del COVID-19 obliga a cambiar la rutina de todos. Es trágico que no impacte el rencor que destila la administra­ción hacia los indocument­ados. Y que ese rencor tenga una prioridad por sobre la salud de los estadounid­enses.•

Política «No hay compasión con los inmigrante­s».

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