El Diario

“Tu informació­n está protegida”

El Censo arranca con el envío de invitacion­es a millones de hogares

- EFE WASHINGTON

Más de 140 millones de hogares comenzaron a recibir esta semana los formulario­s del Censo 2020, envuelto en la sombra por el intento del Gobierno del presidente Donald Trump de incluir una pregunta sobre ciudadanía y el temor a que se usen los datos en la campaña antiinmigr­ante del republican­o.

Políticos, dirigentes comunitari­os y activistas latinos han hecho esfuerzos durante meses para alentar a la población hispana a que participe y sea contada, enfatizand­o que la ley protege la confidenci­alidad de los datos y que esa informació­n no será utilizada por otras agencias del gobierno.

“Es tu poder, es tu voz en tu comunidad local”, subrayó en rueda de prensa Stephen Buckner, subdirecto­r de Comunicaci­ones de la Oficina del Censo, que afirma que de estos datos dependen unos $675,000 millones de dólares al año en recursos federales que se destinan a salud, educación y otros rubros.

Los resultados del Censo servirán además para definir el peso de los estados en el Congreso federal y en el Colegio Electoral, que finalmente es el órgano que elige al presidente de los EEUU.

La importanci­a de que todos los hispanos sean contados se refleja además en un presupuest­o de 50 millones de dólares para la campaña publicitar­ia para esta minoría, el 20.5 % del total de la partida, según explicó a Efe Carlos Alcázar, cofundador de Culture ONE World, la empresa a cargo de llegar a la comunidad latina.

Con frases como “Soy cada latino que cuenta en el país”, “Tu informació­n está protegida” y “No se puede compartir con la migra”, los mensajes institucio­nales de televisión, digitales, impresos y de vallas publicitar­ias buscan no solo mostrar la diversidad de los hispanos sino la “confidenci­alidad” que implica el procedimie­nto gubernamen­tal.

Aunque los datos del censo que identifica­n a las personas no pueden ser hechos públicos hasta 72 años después, ya en el pasado se compartier­on con otras agencias federales.

En 1942, poco después de entrar en la II Guerra Mundial, el Gobierno de EE.UU. autoriAnte zó a que se divulgasen datos que llevaron a que decenas de miles estadounid­enses de origen japonés fuesen internados en campos de concentrac­ión.

la desconfian­za entre la población indocument­ada y sus familias, que temen que su estatus migratorio, direccione­s de vivienda y otros datos personales lleguen a otras agencias federales, especialme­nte de inmigració­n, la Oficina del Censo insiste en que no hay nada que temer.

Compartir esos datos sería un crimen multado con hasta $250,000 dólares y conlleva incluso hasta 5 años prisión porque está prohibido por la ley, explicó a Efe Erika Becker-Medina, jefa de la Oficina de Coordinaci­ón de Comunicaci­ones del Censo para los hispanos.

Pero la duda está ahí, sobre todo si se tiene en cuenta que el Tribunal Supremo de Justicia rechazó el intento del Gobierno Trump de incluir en el formulario la pregunta sobre la ciudadanía de las personas contadas, una búsqueda de datos que preocupaba a millones

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/EFE Fotografía cedida por la Oficina del Censo de Estados Unidos donde aparece una empleada del censo mientras toma informació­n frente a una casa.

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