EEUU SIN LIDERAZGO
El coronavirus, COVID-19, halla a Estados Unidos ante dos serios problemas: un sistema de salud que no está hecho para este tipo de crisis y un líder incompetente.
Al presidente Donald Trump le tomó siete semanas para declarar emergencia nacional, desde el primer caso en nuestro país hasta hace unos días.
En enero dijo que todo estaba “totalmente bajo control”. Luego que desaparece como un “milagro”, que no hay que preocuparse porque en el verano se termina, que es como una gripe común y es una “farsa” de los demócratas.
Las crisis inesperadas sacan relucir lo mejor de los líderes, en el caso de Trump fue al revés. Fue la paranoia que toda mala noticia es un complot en su contra, solucionable con una campaña de relaciones públicas. El nacionalismo rabioso en que Estados Unidos es víctima del virus de otros países. Una total ausencia de empatía ante la angustia de los estadounidense primero por el virus y después por el desorden del gobierno.
Las acciones tomadas por Trump desde el inicio de su gobierno también tiene un impacto. Eliminó el grupo a cargo de pandemias del Consejo de Seguridad Nacional en la Casa Blanca creado por Barack Obama después de los virus H1N1 y Zika. Recortó fondos para el Centro para el Control de la Enfermedades.
Esto hizo que el gobierno no esté preparado para la crisis. Que haya escasez de pruebas de detección. Pero tampoco lo está un sistema de salud diseñado para tratar enfermedades complejas en vez de la atención primaria general. Una visión de negocio por sobre el bienestar.
Estados Unidos gasta en salud la mayor cantidad de dinero entre 11 naciones avanzadas, según un reporte del The Commonwealth Fund. El resultado es acceso deficiente a la atención primaria contribuye a la inadecuada prevención y manejo de enfermedades, retrasos en diagnosis, una adherencia incompleta, desperdicio en medicinas y tratamientos y problemas de coordinación.
Hay una falta de capacidad de reservas para una crisis de este tipo. Desde las mascarillas, a las camas de hospitales y a los pulmotores. Todo está creado con el ojo empresarial de que lo no se usa, no es necesario.
Así la prevención pasa a ser un desperdicio de recursos. Hasta faltan los médicos generales porque la mayoría busca especialidades lucrativas.
También preocupa que la Casa Blanca su gobierno quiera quitar el seguro médico a millones de personas eliminando la Ley de Cobertura médica, reducir los cupones de comida para trabajadores pobres perjudicados por el cierre temporal de empleos y desalentar a los inmigrantes que busquen asistencia con los cambios de “carga pública”.
A esta altura es inevitable el narcisismo de Trump para auto congratularse de lo que no debería.
La esperanza es que esta crisis ayude a mejorar el sistema de salud y cambiar el liderazgo en la próxima elección.•
Coronavirus «La pandemia golpea al país por partida doble por la persona incompetente en la Casa Blanca».