EN LOS TIEMPOS DEL VIRUS, LOA AL BIDÉ Y A LA PRENSA EN PAPEL
La dificultad para adquirir papel higiénico en estos días nos lleva a interrogarnos sobre la conexión entre el trasero y el malsano virus. No hace falta ser muy viejo para recordar cuando en los cuartos de baño o aseos se colgaba la prensa de un gancho en recortados cuartillos. Se procedía con la limpieza y nadie se quejaba de la tinta o el papel.
Era común pedir la prensa en los establecimientos públicos y, tras un rápido vistazo, adentrarse en lo que venía a llamarse taza turca, que no era otra cosa que un agujero en el suelo con dos pilares para afirmar los pies. ás atrás en el tiempo, nadie se arredraba a disfrutar del campo porque pudiera llegar un retortijón. Todo el mundo, y de toda edad, sabía qué hojas o hierbas eran las adecuadas y cuáles provocaban urticaria. La redondez de un canto rodado era siempre apreciada y se agradecía su anatómico y natural diseño.
Las servilletas de papel de los bares eran otro ingenio muy funcional. Los clínex vinieron después, mucho después. Una conclusión que salta a la vista: se podía vivir sin papel higiénico. No era un drama su existencia ni nadie hacía de su ausencia tema de conversación.
La frenética diligencia por acaparar el papel higiénico de los supermercados en los tiempos del virus nos deja atónitos.
La supervivencia humana parece colgar de un rollo de papel. Recordemos que la Conquista del Oeste se hizo sin papel higiénico. El teléfono
EEUU Estos días hemos visto esa desesperación de la gente por comprar papel higiénico.
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