LAVARSE LAS MANOS, NO LA CONCIENCIA
La pandemia del coronavirus ha sido el detonante de una crisis económica y política a nivel mundial. Mientras unos están en una carrera contra el reloj para tratar de encontrar vacunas, medicinas y otras medidas salubristas para contener el mal, otros pretenden aprovechar el tiempo para ir a la búsqueda de agendas de represión y explotación que la humanidad debió haber dejado atrás.
Puerto Rico no es, ni mucho menos, uno de los primeros países en esta catástrofe. Pero los casos aquí, a base de las cuentas oficiales, han aumentado de cuatro o cinco casos a más de sesenta en apenas una semana. Eso no pinta bien.
Las islas caribeñas subieron tristemente su posición de menos de treinta por ciento a más de 38 por ciento de los países que están afectados en todas las riberas del Mar Caribe.
Pero no es solo la amenaza del contagio y las dificultades del encierro preventivo. Entre nosotros hay muchos trabajadores a los que los patronos los han dejado sin salario, hay empresarios que ven en esto una oportunidad para lograr un mundo esclavo, de la misma manera que hay quienes ven en esto una ventana de oportunidad para impulsar una dictadura en momentos en que creen que el pueblo no puede responder.
A esas complicaciones se suma el problema de que se están haciendo tan pocas pruebas de detección. Esto junto a un problema de logística en la forma de acarreo para que los hospitales transporten la prueba a donde sea que la tengan que enviar. De la misma
Puerto Rico Una oportunidad de reflexión.
manera, darle una ayuda exigua a gente que se ha quedado sin recursos para sostener su familia, no parece muy sabio.
Toda esta situación hace recordar demasiado lo que nos pasó cuando los huracanes y durante los temblores.
Mientras tanto, una mujer, la científica china Chan Wei debería ser centro de atención de la prensa mundial. Ella, en unión a un equipo de la Academia de Ciencias Médicas Militares de China, ha descubierto una vacuna contra el COVID-19. Sabemos que están en los procesos finales de pruebas y que se espera que la producción masiva comience en cuestión de meses.
¿Por qué los periódicos no nos cuentan más sobre ella y sobre ese magno esfuerzo que podría ayudar a toda la humanidad?
Por otro lado, intentar eliminar los derechos democráticos y los derechos económicos como se planifica puede producir otro tipo de epidemias, más perniciosas, mucho más terribles para toda la llamada civilización occidental.
Si el mundo tiene que cambiar, debemos esforzarnos para que cambie para bien. Para eso, tenemos que comenzar por algo muy sencillo. A los que me quieran escuchar lo que les digo, este es el momento de ayudar a evitar contagios tomando medidas como lavarse las manos, pero no lavarse las conciencias. Debe ser lo contrario. Tratemos de mantenernos alertas, por nosotros; por el prójimo… y por la paz.l