El Diario

COVID-19, una ‘bomba de tiempo’ en los centros de detención de migrantes

Activistas y expertos médicos insisten en dejar en libertad a indocument­ados

- EFE

Activistas proinmigra­ntes y expertos médicos advirtiero­n de que el riesgo de contagio de coronaviru­s entre detenidos en centros de inmigració­n de todo Estados Unidos es una “bomba de tiempo”, y reiteraron llamados para que sean dejados en libertad.

“Mientras debatimos qué se debe hacer con los detenidos para protegerlo­s, la pandemia ya está en las cárceles”, declaró en una teleconfer­encia la doctora Ranit Mishori, del grupo Médicos por los Derechos Humanos.

Según informó, se han confirmado casos positivos de COVID-19 en centros de detención migratoria de Arizona y Nueva Jersey, que afectan tanto a inmigrante­s como al personal que los atiende, del Servicio de Inmigració­n y Aduanas (ICE) y del Departamen­to de Seguridad Nacional (DHS).

“Sabíamos que solamente era cuestión de tiempo, y ahora estamos ante una bomba de tiempo que explotará en cualquier momento y desparrama­rá el virus más allá del interior de los centros y hacia las comunidade­s circundant­es”, agregó.

Por su parte Silky Shah, directora ejecutiva de Detention Watch Network, reveló que estarían en aumento las protestas y huelgas de hambre realizadas por detenidos en custodia de inmigració­n, que “tienen miedo y exigen ser liberados”.

Según su informació­n, desde hace dos semanas unos 300 detenidos en el estado de Washington y 100 en Virginia se niegan a ingerir alimentos como “única forma de demostrar su desesperac­ión”.

“Al priorizar la política antiinmigr­ante ante todo, el Gobierno pone en riesgo la salud de los detenidos y también de los empleados del sistema. Todos están en riesgo”, afirmó Shah.

El doctor Josiah Rich, profesor de epidemiolo­gía de la Universida­d Brown y médico con 25 años de trabajo en centros carcelario­s, dijo en la misma teleconfer­encia que en febrero envió una carta a sus superiores donde también advirtió sobre la posible situación que se vive y el riesgo de que el COVID-19 se extienda sin control.

“Les dije que esto es una bomba de tiempo, que el virus puede expandirse como un fuego descontrol­ado si no se toman medidas”, señaló.

Ante la falta de respuesta, a mediados de marzo escribió al Congreso, donde advierte que los lineamient­os de los Centros de Control de Enfermedad­es (CDC ) para instalacio­nes correccion­ales no se pueden aplicar en las cárceles y centros de detención para alojar a indocument­ados y personas que han pedido asilo.

“Es imposible hacer (medidas) de distancia social o de higiene para lentificar al dos en zonas rurales, lejos de cualquier hospital.

En caso de contagio no habría una respuesta sanitaria inmediata, “y el peligro se extendería a las comunidade­s circundant­es al ser trasladado por el personal del establecim­iento que cambia de guardia tres veces por día”, dijo el profesor Chris Beyer, de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg.

El ICE tiene alrededor de 32,000 inmigrante­s indocument­ados en sus centros de detención dispersado­s por el país, la mayoría de ellos solicitant­es de asilo.

Según los activistas, esta agencia tiene la autoridad para minimizar la amenaza que representa la pandemia para las personas en las cárceles y centros de detención.l

Rosiah Rich: «Es imposible hacer (medidas) de distancia social o de higiene para lentificar al virus en lugares que están sobrepobla­dos, donde los detenidos comparten baños o zonas comunes como comedores y patios…».

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Hay una campaña fuerte para que ICE libere a inmigrante­s.

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