Hazard luce recuperado
El volante belga trabaja al parejo de sus compañeros tras una cirugía
Real Madrid inició su segunda semana de entrenamientos entrando en una nueva fase con el director técnico Zinedine Zidane más cerca del trabajo de campo de sus jugadores, que ya pudieron entrenar divididos en tres grupos siguiendo las normas sanitarias del protocolo fijado por La Liga.
Con las ausencias de los lesionados Luka Jovic y Mariano Díaz, Real Madrid avanzó en la preparación física de la particular ‘pretemporada’ que están completando en la ciudad deportiva de Valdebebas antes del regreso a la competición en el mes de junio.
Los jugadores dieron un paso adelante al disfrutar de un entrenamiento en grupo por primer día desde hace más de dos meses. Zidane los separó en tres grupos que trabajaron con intensidad la mañana soleada del lunes.
El trabajo físico se completó sobre el césped, según informa la web del club, con un circuito en el que a la carrera le añadieron también carga de peso y trabajo de fuerza. Posteriormente llegó el trabajo con balón, en ejercicios de habilidad y también con el golpeo a puerta.
Eden Hazard es uno más en todos los ejercicios y va
“Me siento muy bien por estar de vuelta en el campo trabajando con los compañeros
... Después de dos meses fuera necesito más trabajo físico y más balón. Solo quiero estar listo para
el próximo partido” mejorando su físico. Trabaja con balón y también golpea, mostrando haber superado la lesión que en principio le iba a impedir volver a jugar en lo que restaba de temporada, pero que ahora le permitirá regresar gracias al retraso por la pandemia.
“Me siento muy bien por estar de vuelta en el campo trabajando con los compañeros. Ahora hay que esperar a que lleguen los partidos, pero estoy muy feliz. Después de dos meses fuera necesito más trabajo físico y más balón. Solo quiero estar listo para el próximo partido”, aseguró Hazard en declaraciones difundidas por el club, ya que no hay conferencias de prensa.
“Ahora los entrenamientos son mejores, podemos entrenar como más nos gusta hacerlo. La primera semana fue un poco extraña, pero ahora podemos entrenar de nuevo en grupo y con porteros también que es como queremos nosotros. Así que ahora solo queremos estar todos juntos e intentar trabajar como un grupo”, concluyó el belga.
No todo es felicidad
La crisis sanitaria del coronavirus ha derivado en otra crisis en el Rayo Vallecano, la deportiva, con la plantilla negándose a entrenar, molesta con un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).
Una vez más -- y ya van muchas en los últimos años -- Rayo Vallecano, club de la segunda división española, vuelve a ser protagonista por asuntos extradeportivos.
Esta temporada está siendo de las más convulsas de la última década con la afición enfrentada a la directiva y una huelga de animación que duró tres meses, una grave crisis institucional derivada de la suspensión del partido contra el Albacete y la inexistente relación entre el presidente y el entrenador.
Los jugadores del Rayo Vallecano se ausentaron ayer.
El último episodio de una historia que comenzó en mayo de 2011, cuando llegó a la presidencia Raúl Martín Presa, es el acontecido ayer. La plantilla, que no entiende por qué debe acudir a entrenar con normalidad mientras siga dentro del ERTE, no se presentó en la Ciudad Deportiva.
Jémez, según reconoció, no tomó parte en esa decisión, que fue únicamente de la
plantilla. De hecho, el cuerpo técnico y algunos empleados de la entidad han sido sacados del ERTE, mientras que los jugadores no.
El ERTE es un recurso gubernamental mediante el cual las empresas pueden desvincularse de sus obligaciones con un trabajador, el cual recibe un porcentaje de su sueldo o de plano pasa al desempleo durante el tiempo que se haya considerado que la actividad laboral estará frenada.
La gestión de este ERTE, que también ha afectado al resto de categorías de la entidad, ha sido la gota que ha colmado el vaso. Jémez, en reiteradas ocasiones, pidió que esta reducción de salarios dejara fuera a los empleados que ganaban menos, pero la negociación no llegó a buen puerto y al final todos se vieron afectados.
“Acogerse a un ERTE con 19 ó 20 millones de superávit es una falta de respeto”, dijo hace unas semanas Jémez, unas declaraciones que no sentaron bien en la cúpula.