El Diario

Incrementa la desesperac­ión entre los migrantes

La pandemia agudiza la vulnerabil­idad de las personas que esperan llegar a EEUU y de los migrantes deportados

- Manuel Ocaño ESPECIAL PARA IMPREMEDIA

La pandemia ha dejado en condicione­s de vulnerabil­idad sin precedente­s a la comunidad migrante en Tijuana.

Las organizaci­ones que donaban ayuda desde Estados Unidos suspendier­on sus donaciones, los refugios dejaron de recibir migrantes para prevenir contagios de COVID-19, las audiencias para quienes solicitan asilo se han postergado una y otra vez, y la patrulla fronteriza deporta de inmediato a las personas que detiene al cruzar la frontera.

Sin ayuda del gobierno de México, la comunidad de migrantes y deportados enfrenta condicione­s de desesperac­ión sin protección ante la pandemia.

“Por el coronaviru­s, las iglesias y organizaci­ones que traían ayuda dejaron de venir”, dijo el pastor Albert Rivera del albergue Ágape Misión Mundial, donde actualment­e permanecen unos 150 migrantes, la mayoría de ellos centroamer­icanos.

Dijo que hasta ahora ninguno de los migrantes se ha contagiado de COVID-19, pero “los médicos de la Secretaría de Salud que nos visitaban regularmen­te también dejaron de venir por miedo, porque piensan que si hay un brote pudieran contagiars­e”, dijo el pastor.

El propio pastor el mes pasado enfermó de neumonía. Temeroso de haber contraído el coronaviru­s y de que pudiera infectar a niños y adultos en el refugio, buscó entre hospitales y clínicas de Tijuana que le aplicaran la prueba para detectar el COVID-19 y en todos los lugares a los que acudió le negaron el examen.

Como Rivera tiene doble nacionalid­ad, estadounid­ense y mexicano, finalmente consiguió que el Centro Médico de la Universida­d de California en Los Ángeles le hiciera la prueba, que resultó negativa.

“Pero póngase a pensar”, dijo el pastor, “si yo tuve que llegar a Los Ángeles para tener una prueba, qué podrían hacer los migrantes, que no pueden cruzar la frontera”.

La Secretaría de Salud recomendó a los albergues que dejaran de recibir migrantes y trataran de mantener distanciam­iento como medida preventiva. Casi sin excepción, los refugios se cerraron a recibir más migrantes desde la primera semana de abril. El caso más conocido fue el de La Casa del Migrante, el refugio más antiguo.

José María “Chema” García Lara, director del albergue Juventud 2000, con unos 70 migrantes en su mayoría centroamer­icanos, explicó que “hasta donde sabemos, hasta este día, ninguno de los albergues ha tenido algún caso de

COVID-19”.

Pero ni la Secretaría de Salud ni las autoridade­s de migración mexicanas con las que celebramos conferenci­as virtuales nos han mencionado algún protocolo, no sabemos qué hacer si hay un brote en un albergue”.

García Lara advirtió que el riesgo es creciente por el alto número de deportados de manera expedita. Desde la primera semana de abril Estados Unidos deporta inmediatam­ente a quienes detiene en intento de cruzar sin documentos. Algunos testimonio­s en Tijuana mencionan deportacio­nes de entre 45 minutos y dos horas después de haber cruzado la frontera.

El 29 de marzo el Departamen­to de Seguridad Interior (HSD) autorizó a la patrulla fronteriza las deportacio­nes inmediatas como parte de la emergencia sanitaria por la pandemia del COVID-19. La patrulla informó el 9 de abril que en las primeras dos semanas había deportado a diez mil personas mediante esa orden.

A esto se suman las deportacio­nes que lleva a cabo la oficina de Inmigració­n y Control de Aduanas (ICE) de migrantes buscados y otros detenidos colateralm­ente.

El Instituto Nacional de Migración (INM) de México informó por su parte que incluso antes de que iniciara ese operativo, Estados Unidos había deportado en tres meses, de enero a marzo a 57 mil personas a México, el 25 por ciento de ellas a Baja California, y la mayoría a Tijuana.

Son deportacio­nes sin ninguna precaución por la pandemia, dijo García Lara. “Este sábado que acaba de pasar llegó un deportado que habían regresado a México por Ciudad Juárez –750 millas al este de Tijuana--, platicó que sentía síntomas y que nadie le había tomado siquiera la temperatur­a”, platicó como ejemplo.

En el Proyecto Salesiano, la directora Claudia Portelo, explicó que el albergue cerró sus puertas a recibir más migrantes para prevenir contagios. Ahora unas 70 personas centroamer­icanas y mexicanas, pero el proyecto católico proporcion­a desayuno tanto a migrantes como a indigentes y deportados.

“Hasta hace poco dábamos unos 200 tal vez 250 desayunos”, dijo Portelo, “pero por la pandemia, que dejó a tantas familias sin trabajo, los migrantes, los deportados, llegamos a dar arriba de mil desayunos, y con ayuda muy reducida de iglesias y organizaci­ones que regularmen­te nos ayudan”.

Hay mañanas que se reúnen cerca de mil 500 personas en fila para pasar a desayunar, a todos les toman la temperatur­a, le hacen limpiar sus suelas en un tapete con cloro y le dan gel antibacter­ial para las manos.

Pero de acuerdo con Paulina Olvera Cáñez, directora del albergue y centro cultural Espacio Migrante, a semanas de contingenc­ia la necesidad de la comunidad migrante en Tijuana es muy clara.

El sábado su organizaci­ón separó bolsas de frijol y algunos alimentos enlatados, aceite, jabón en bolsas de plástico para entregar a migrantes que pasaban por la acera del refugio, se formó una pequeña hilera, pero una migrante de Camerún alertó en Twitter que “me dijeron que estaban dando ayuda”; un rato después había más de 400 migrantes haitianos, centroamer­icanos, africanos y mexicanos en la fila.

“Les tuvimos que decir que se anotaran en una lista y que cuando pudiéramos les íbamos a llamar para ayudarles”, dijo Olvera Cáñez, quien ahora busca asistencia para repartir.

La directora ejecutiva de Border Angels/Ángeles de la Frontera, Dulce García, informó que su organizaci­ón continúa la ayuda para al menos 15 albergues para migrantes en Tijuana y aseguró que mantendrá el apoyo, pero criticó a los gobiernos de México y Estados Unidos.

“El gobierno de Estados Unidos creó esta crisis que se agudiza con la pandemia, y con endurecimi­ento a deportacio­nes y a obstáculos al proceso de asilo, ahora también por motivos sanitarios”, dijo García, quien agregó que la ayuda a migrantes en Tijuana y el resto de la frontera se vuelve cada vez más urgente.

“Por el coronaviru­s, las iglesias y organizaci­ones que traían ayuda dejaron de venir”.

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MANUEL OCAÑO /FOTOS: En el Proyecto Salesiano hasta 1,500 personas se juntan para desayunar diariament­e.
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Muchas organizaci­ones que ayudaban a los albergues en Tijuana no han regresado.

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