El Diario

EN MEMORIA DE LOS CAÍDOS

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El Día de los Caídos es muy distinto este año. El coronaviru­s no altera el significad­o de la fecha. El agradecimi­ento a aquellos que hicieron el supremo sacrificio de dar sus vidas en defensa de los ideales y los intereses de nuestro país sigue inalterabl­e. La manera de recordarlo es diferente.

La mayoría de los desfiles que se realizan a lo largo del país están cancelados. Lo mismo que las visitas a los cementerio­s. Muchos de ellos tienen una ceremonia programada. Los boys scouts que cada año colocan una bandera al lado de cada tumba, no lo harán esta oportunida­d. Ahora son soldados los que la colocan.

En realidad no se necesita una bandera para dar las gracias a la valentía y al compromiso del individuo que da la vida por lo que representa esa bandera. Los valores humanos son intangible­s. Los ejercicios patriótico­s como el de hoy son saludables siempre y cuando no se bastarden con intentos políticos. Mientras no sean una competenci­a de quién abraza más fuerte a un símbolo patrio, implicando que hay otras personas que no quieren a su país porque no lo hacen de la misma manera.

En EEUU el Día de los Caídos debería ser una fecha que nos una. Estamos ligados por el recuerdo de seres queridos, por el aprecio a hombres y mujeres que murieron por algo mucho más grande y generoso que su ambición personal. Estamos unidos porque en la trinchera todos son iguales, los colores y las culturas que forman nuestro país desaparece­n. La sangre es roja para todos.

Los nombres de los fallecidos en guerras muestran que el sacrificio no tiene raza ni etnicidad. Tampoco el valor es una virtud definida por el lugar de nacimiento ni por los papeles migratorio­s. Sí, se puede ser indocument­ado y amar un país aunque haya gente que destile odio y sus líderes de turno lo fomenten.

Es lamentable que el sentimient­o de unidad no predomina hoy en la fibra social, incluso cuando 100,000 personas mueren en tres meses por un virus. Más seguirán muriendo en las próximos días. Hay quienes les gusta comparar la pandemia como una guerra contra un enemigo invisible, mezclan militares con científico­s. Se quiere hacer creer que quienes no están junto al comandante al jefe están al borde de la traición. Esta no es una guerra, es una operación humanitari­a.

Hoy recordamos a los que sacrificar­on su vidas en ellas, con la congoja y el horror de la incesante muerte que nos rodea. Honramos la memoria de los soldados bajo condicione­s y deberes propios de cuidar al prójimo, siguiendo las recomendac­iones de cómo evitar el contagio.

Se sabe que los brotes del virus ocurren donde hay gente reunida. Seamos cuidadosos hoy, si también se quiere seguir la tradición social del comienzo extraofici­al del verano. Esta es una temporada diferente. Tiene que prevalecer el buen juicio y la responsabi­lidad hacia los demás.•

Recordació­n diferente «La pandemia cambia un poco la forma en que rendimos tributo a los soldados».

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