Dentistas vuelven a ofrecer atención con miedos y dudas
Los servicios de odontología habían quedado suspendidos por la pandemia
Tom Peeling quería una limpieza dental y no iba a dejar que la pandemia de coronavirus se lo impidiera.
Afortunadamente, la cita que tiene cada seis meses estaba programada para principios de mayo, cuando a los dentistas de Florida se les permitió reabrir para servicios de rutina.
A finales de marzo, el estado había ordenado a los dentistas tratar sólo los casos de emergencia para mantener a los residentes en sus casas y controlar así los limitados suministros médicos, como las mascarillas N95, que podrían ser necesarias para tratar a los pacientes de COVID-19.
Sin embargo, para Peeling, de 62 años, de Lantana, Florida, la visita al dentista no fue exactamente rutinaria. Le tomaron la temperatura al llegar y le pidieron que se enjuagara con una solución de peróxido de hidrógeno para reducir los gérmenes antes que el dentista y la asistente examinaran su boca. El dentista y sus asistentes usaron máscaras.
Otra novedad: era el único paciente.
Florida es uno de los 40 estados que ha permitido a los consultorios dentales reanuque servicios de rutina tras el cierre, en marzo, de negocios no esenciales en gran parte de los Estados Unidos, a causa de COVID-19.
La American Dental Association (ADA) apoya la reapertura de los consultorios dentales, con precauciones adicionales, en los estados donde disminuyen los casos de COVID-19. La ADA asegura que los pacientes necesitan servicios dentales regulares. Además, la organización señala que los consultorios se resienten económicamente al no poder atender a sus pacientes regulares.
Pero muchos expertos en salud opinan que los estados están precipitando la reapertura.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) siguen aconsejando limitar las visitas al dentista a las emergencias. Los CDC aún no tienen datos sobre la posibilidad de que el coronavirus “se transmita durante la práctica odontológica o para determinar si los proveedores están adecuadamente protegidos al brindar tratamiento dental”.
Matt Crespin, higienista de Milwaukee y presidente de la American Dental Hygienists’ Association, también piensa que no es el momento. Su asociación cree los dentistas deberían posponer la atención no urgente hasta que los consultorios tengan suficiente equipo, y se hagan más pruebas para medir la propagación de la enfermedad.
“Algunos higienistas están listos para volver al trabajo y seguir las directrices para protegerse a ellos mismos y a sus pacientes”, explicó Crespin. “Pero a otros les preocupa regresar porque no existen las protecciones adecuadas” o el suministro es limitado.
Los expertos en control de infecciones señalan que los pacientes, los dentistas y su personal deben sopesar sus riesgos, que varían según el lugar donde viven, su edad y otros factores.
“Sólo porque puedas volver al dentista no significa que dedrían bas ir”, dijo Pia MacDonald, experta en enfermedades infecciosas de RTI International, un instituto de investigación sin fines de lucro en Carolina del Norte. Señaló que los pacientes deberían hablar con sus dentistas sobre las precauciones que están tomando.
Para los consultorios dentales, como para muchas otras pequeñas empresas, el cierre ha sido financieramente devastador. Una encuesta de la ADA realizada a 17,000 dentistas reveló que, a principios de abril, más de 9 de cada 10 indicó que su volumen de pacientes se había reducido un 10%, y poco menos de la mitad había dejado de pagar a sus empleados.
Según la encuesta, un 20% de los dentistas no sabía si pota mantener su consulta si las restricciones actuales seguían hasta finales de junio.
“Vamos a ver a más dentistas declararse en bancarrota si las restricciones se mantienen hasta junio”, aseguró Margaret Gingrich, presidendar de la Asociación Dental de Michigan. Como muchos dentistas, Gingrich recibió un préstamo de la Administración de Pequeños Negocios para el pago del alquiler, los servicios públicos y la nómina.