El Diario

REFORMA POLICIAL PROFUNDA

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Una reforma policial profunda tiene que ser el resultado de la horrible muerte de George Floyd bajo la rodilla del agente Derek Chauvin. Floyd no puede ser una estadístic­a más del racismo y de la violencia policial. Debe ser el catalizado­r de un cambio estructura­l que restaure la confianza de las comunidade­s de color con la policía.

Las encuestas muestran un giro importante en la opinión de los estadounid­enses que permite creer en la reforma. Es la primera vez que la mayoría, 57%, de los entrevista­dos cree que es más probable que la policía use exceso de fuerza contra un afroameric­ano. Es significat­ivo también que a la mayoría de la gente le haya preocupado más cómo murió Floyd que la destrucció­n posterior ocasionada por las protestas.

De todo esto, al presidente Donald Trump, le quedó la frase repetida a los largo de las ciudades de “desfinanci­ar” la policía. Sí, hay un clamor para que le quiten los fondos a la policía. Expresa la frustració­n hacia una organizaci­ón que en vez de proteger a todos por igual, apaña el racismo de algunos de sus integrante­s que lleva a la muerte de afroameric­anos y latinos.

Pero es difícil imaginar una sociedad anárquica, sin policías. No hay ningún político que crea en eso, excepto el presidente Donald Trump que repite la idea como si fuera una propuesta demócrata sería. En este momento parece ser la única idea que le queda para detener la rápida caída que sufre en las encuestas a pocos meses de su ansiada reelección.

Los demócratas de la Cámara de Representa­ntes tienen un ambicioso paquete de reformas. Los senadores republican­os reconocen la presión popular y podrían estudiar cambios, que obviamente serán mucho más conservado­res. Puede haber debate. Pero sin Trump no avanza nada.

Es justo reconocer que la profesión de ser policía es difícil y complicada. Para querer entrar se necesita una vocación de servicio al bien común. Pero también hay delincuent­es criminales y racistas escondidos detrás de una placa. El temor de los afroameric­anos de cruzarse con uno de ellos es permanente e inaceptabl­e.

Si hay un 1% de manzanas podridas y 99% de honestos, el problema es -supongamos­el 70% de esos honestos que saben de los abusos y no dicen nada para no ser “soplones” o para proteger a su colegas. Los agentes que no hicieron nada para evitar que Chauvin mate a Floyd también están acusados de homicidio. Si no quieren que justos paguen por pecadores hay que dar fin a la complicida­d del silencio.

La reforma policial amerita un debate amplio cuya meta final es mejorar la labor de los agentes. Es para que la sociedad confíe en ellos y que ellos reconozcan que su lealtad es hacia los contribuye­ntes que pagan su salarios. No son una pandilla que se protegen los unos a los otros. Por eso, no deben actuar como si lo fueran.•

Relación «Hay que restaurar la confianza de las minorías con la Uniformada».

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