DEMOCRACIA PARTICIPATIVA
En pleno siglo XXI y después de 250 años después de la publicación del Contrato Social (Jean J. Rousseau) los grupos minoritarios, especialmente los afectados por el “sistema”, recién se da cuenta que debe participar en los procesos políticos y en las decisiones de poder para que las normas del Estado no contravengan sus intereses.
En este sentido, los abusos de la policía, como también las normas adversas contra los grupos afroamericanos y otras minorías étnico-nacionales, se deben –diría Rousseau— a la falta de participación de estos grupos en los procesos políticos y las decisiones del gobierno local, estatal y nacional.
Asimismo, mientras se siga delegando el poder político, la voluntad de los grupos étnico-nacionales siempre será ignorada, particularmente en municipios donde son mayorías, pero las posiciones de poder en las diversas instancias del gobierno son acaparadas por miembros del grupo dominante o euro-estadounidenses.
No es ninguna casualidad encontrar ciudades, cuyas poblaciones mayoritarias pertenecen a grupos afroamericanos, latinos o incluso asiáticos, etc., pero los miembros del gobierno son euro-estadounidenses.
Otras instituciones del estado también tienen estas características. En muchos centros de educación superior, como en universidades y colegios comunitarios, el cuerpo estudiantil tiene gran afluencia de grupos minoritarios, pero la mayoría de los docentes y el plantel administrativo tiene ascendencia
Participación
euro-estadounidense. Lo anterior también sucede en las escuelas secundarias y primarias.
Más o menos 15 años atrás, en la ciudad de Costa Mesa, California, cuando el gobierno de la ciudad promovió políticas contra la comunidad latina, no existía un solo concejal de este grupo, a pesar de que más del 30% de la población era de procedencia latina.
Hoy, recién los latinos tienen un representante en el Concejo de Costa Mesa. Claro, tuvo que existir una convulsión social para que eso sucediera. La población presionó y cambió las normas electorales.
Lo anterior nos conduce a que los grandes cambios del gobierno lamentablemente no ocurren en forma pacífica. Se necesita de una rebelión, un movimiento social contra las estructuras de poder para emprender el cambio político.
Así, la gente que protestó y se movilizó por los derechos civiles de los afroamericanos, ahora tienen la gran tarea de cambiar el estatus quo de la política del país a través de la participación democrática. El voto del ciudadano es finalmente el que determina quien se queda o quien se va.
Rousseau siempre tuvo razón en torno a la participación. Si participamos en los procesos políticos nuestras posibilidades de desbaratar las inequidades del sistema son mejores, como también nuestras oportunidades de mejorar nuestras vidas.•
La población tiene que ejercer presión para impulsar un cambio.