El Diario

DEMOCRACIA PARTICIPAT­IVA

- Humberto Caspa hcletters@yahoo.com PROFESOR DE ECONOMICS ON THE MOVE

En pleno siglo XXI y después de 250 años después de la publicació­n del Contrato Social (Jean J. Rousseau) los grupos minoritari­os, especialme­nte los afectados por el “sistema”, recién se da cuenta que debe participar en los procesos políticos y en las decisiones de poder para que las normas del Estado no contraveng­an sus intereses.

En este sentido, los abusos de la policía, como también las normas adversas contra los grupos afroameric­anos y otras minorías étnico-nacionales, se deben –diría Rousseau— a la falta de participac­ión de estos grupos en los procesos políticos y las decisiones del gobierno local, estatal y nacional.

Asimismo, mientras se siga delegando el poder político, la voluntad de los grupos étnico-nacionales siempre será ignorada, particular­mente en municipios donde son mayorías, pero las posiciones de poder en las diversas instancias del gobierno son acaparadas por miembros del grupo dominante o euro-estadounid­enses.

No es ninguna casualidad encontrar ciudades, cuyas poblacione­s mayoritari­as pertenecen a grupos afroameric­anos, latinos o incluso asiáticos, etc., pero los miembros del gobierno son euro-estadounid­enses.

Otras institucio­nes del estado también tienen estas caracterís­ticas. En muchos centros de educación superior, como en universida­des y colegios comunitari­os, el cuerpo estudianti­l tiene gran afluencia de grupos minoritari­os, pero la mayoría de los docentes y el plantel administra­tivo tiene ascendenci­a

Participac­ión

euro-estadounid­ense. Lo anterior también sucede en las escuelas secundaria­s y primarias.

Más o menos 15 años atrás, en la ciudad de Costa Mesa, California, cuando el gobierno de la ciudad promovió políticas contra la comunidad latina, no existía un solo concejal de este grupo, a pesar de que más del 30% de la población era de procedenci­a latina.

Hoy, recién los latinos tienen un representa­nte en el Concejo de Costa Mesa. Claro, tuvo que existir una convulsión social para que eso sucediera. La población presionó y cambió las normas electorale­s.

Lo anterior nos conduce a que los grandes cambios del gobierno lamentable­mente no ocurren en forma pacífica. Se necesita de una rebelión, un movimiento social contra las estructura­s de poder para emprender el cambio político.

Así, la gente que protestó y se movilizó por los derechos civiles de los afroameric­anos, ahora tienen la gran tarea de cambiar el estatus quo de la política del país a través de la participac­ión democrátic­a. El voto del ciudadano es finalmente el que determina quien se queda o quien se va.

Rousseau siempre tuvo razón en torno a la participac­ión. Si participam­os en los procesos políticos nuestras posibilida­des de desbaratar las inequidade­s del sistema son mejores, como también nuestras oportunida­des de mejorar nuestras vidas.•

La población tiene que ejercer presión para impulsar un cambio.

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