LOS DREAMERS SE QUEDAN
Aunque en medio de una pandemia, conflictos raciales y los excesos de Donald Trump las buenas noticias se toman con pinzas, amerita celebrar el importante fallo de la Suprema Corte de Justicia que bloquea la decisión del presidente de eliminar el programa de Acción Diferida para Quienes Llegaron en la Infancia (DACA).
Era cuestión de tiempo, de sentido común y de justicia, pues la lucha de los Dreamers ha sido una de las más arduas y significativamente históricas de que se tenga memoria en los tiempos que corren. Parecía imposible al principio, pero vale la pena ver hasta dónde han llegado.
De hecho, plantearon desde el comienzo un modelo de lucha digna para resolver un problema migratorio del que no fueron responsables, sino los afectados directos desde que tenían poca edad para decidir. Y aun así, al crecer asumieron como suya la decisión de sus padres, quienes al traerlos a este país buscaban mejores horizontes para todos. Y ahora son líderes de su propia generación.
Así, el fallo de la Suprema Corte es un destello de luz que no solo da un respiro a los Dreamers y a sus familias, sino que ofrece un resquicio de esperanza de que, en algunas instancias, el máximo tribunal todavía no se ha convertido en sello de goma de los antojos de Trump, como el resto de su administración.
Se nota que al menos los magistrados evaluaron no solo el aspecto constitucional y económico de las altas contribuciones de los Dreamers y sus familias a Estados Unidos, sino sobre todo el aspecto moral y humano,
Trump El mandatario quiere estar por encima de la ley.
que ahora mismo dignifica a estos casi 800,000 jóvenes ante tantos ataques antiinmigrantes y xenófobos que esta administración ha emitido en su contra desde el principio.
Sin embargo, al mismo tiempo es un triunfo temporal, porque Trump sigue siendo presidente y su campaña de reelección, como en 2016, se basa en una declarada guerra contra los inmigrantes que no cesará mientras permanezca en la Casa Blanca.
Con base en ello, este fallo solo atiza la ira de Trump y le da armas para movilizar a su base utilizando, como siempre, a los inmigrantes como chivos expiatorios. También azuza a asesores como Stephen Miller para redoblar esfuerzos en impulsar una agenda antiinmigrante a punta de cambios administrativos,.
Y no le importará a este gobierno que los Dreamers sean padres de casi 250,000 niños estadounidenses; que paguen más de 5.7 mil millones en impuestos federales y más de 3.1 mil millones en impuestos estatales y locales; que a su vez sean dueños de casi 60,000 hogares; que paguen más de 2.3 mil millones en renta inmobiliaria, o que con su trabajo contribuyan grandemente al sostenimiento del Seguro Social.
Claro que no le importará a Trump, porque por encima de eso está su narcisismo y su repulsión hacia minorías.•