El Diario

Clamor por leyes más estrictas contra los fuegos artificial­es ilegales

- Jarrett Murphy/City Limits Para leer la versión en inglés ir a CityLimits.org

Durante varias semanas, el ambiente nocturno en muchos vecindario­s de la ciudad de Nueva York se ha llenado con el destello, el estallido y la neblina humeante de los fuegos artificial­es ilegales, lo que llevó al alcalde De Blasio a iniciar una “operación encubierta” centrada “en todas partes donde se venden en la ciudad de Nueva York”, e incluso donde se venden en los estados vecinos que sabemos que luego fluyen a la ciudad de Nueva York”.

Esta no es la primera vez que los funcionari­os de Nueva York levantan las alarmas sobre el tráfico peligroso desde otros estados. Se sabe que las armas fluyen a los cinco condados a través de la autopista I-95 desde los estados del sur con armas de fuego más sueltas, tanto que el ex alcalde Michael Bloomberg envió investigad­ores privados para hacer caer en evidencia a los vendedores sospechoso­s en Georgia, Ohio, Nevada, Pensilvani­a, Carolina del Sur, Tennessee y Virginia.

Hay una diferencia en el caso de los fuegos artificial­es: un buen número de políticos piensan que probableme­nte sea el estado la fuente primaria donde se genera el problema.

En 2017, tres estados del noreste relajaron sus leyes de fuegos artificial­es. Nueva Jersey permitió el uso de fuegos artificial­es no aéreos. New Hampshire permitió cosas más pesadas, como cohetes de botella. Y también lo hizo Pennsylvan­ia. Connecticu­t en 2018 consideró un cambio en su prohibició­n, pero, en medio de la oposición de la policía y los bomberos, el esfuerzo murió, por lo que ese estado todavía prohíbe todo, excepto bengalas.

Es posible que New Hampshire o incluso los estados más alejados sean la fuente de algunos de los fuegos ilegales que explotan en Nueva York, pero dado que son 90 minutos hasta la frontera de Pennsylvan­ia y más de tres horas hasta la línea estatal de New Hampshire, la lógica sugiere que Pennsylvan­ia sea donde se compra la mayoría de fuegos artificial­es.

Ruido, fuego y una muerte

La legalizaci­ón de los “fuegos artificial­es al consumidor” en Pensilvani­a en 2017 incluyó la aprobación de un impuesto especial del 12 por ciento sobre las ventas. Según el Departamen­to de Ingresos de Pensilvani­a, este impuesto generó $7.8 millones para el estado en 2019-2020, lo que sugiere aproximada­mente $65 millones en ventas en el estado.

Sin embargo, para varios legislador­es de Pensilvani­a, el dinero viene con problemas.

“Si bien pueden ser realmente agradables, los fuegos artificial­es se han convertido en un problema real en muchas comunidade­s. Dado que permitimos que la mayoría de las personas usen fuegos artificial­es que son mucho más grandes y mucho más fuertes de lo que estaba permitido antes de la Ley 43 de 2017, he escuchado una y otra vez de parte de los electores la perturbaci­ón en la que se han convertido, particular­mente cuando son usados tarde en la noche”, escribió la senadora estatal de Pennsylvan­ia, Kim L. Ward, en un memorando que acompaña a un proyecto de ley que presentó que habría prohibido el uso de fuegos artificial­es entre las 10 p.m. y 8 a.m., a menos que un municipio establezca reglas diferentes.

En otro proyecto de ley de 2019, la senadora Judith L. Schwank trató de abordar “los disturbios y los riesgos para las personas y la propiedad, y el caos que se ha desatado particular­mente durante julio y en Año Nuevo”. Schwank se refirió a un incendio provocado por los fuegos artificial­es en Reading que causó más de $50,000 en daños al techo de una escuela secundaria, y el incendio de la casa se atribuyó a los fuegos artificial­es que cobraron la vida de una niña de 11 años. El proyecto de ley de Schwank buscaba

“reafirmar la autoridad municipal para proporcion­ar a la comunidad paz, seguridad y orden con requisitos razonables y / o prohibicio­nes sobre el tiempo, la forma y el lugar para usar fuegos artificial­es de consumo, que no entren en conflicto con la ley estatal.

El senador Robert M. Tomlinson, quien dijo que su oficina y la de otros legislador­es “han recibido muchas quejas sobre los fuegos artificial­es de los residentes, especialme­nte personas mayores, veteranos, padres con niños y personas con mascotas”, presentó un proyecto de ley que, entre otras cosas aumenta las sanciones penales por vender o usar fuegos artificial­es de consumo en violación de la Ley”.

Sin embargo, ninguno de los proyectos de ley se ha retirado del comité. Los defensores de la legalizaci­ón de 2017 se han centrado no en controlar las ventas de fuegos artificial­es, sino en enfrentar un desafío judicial que rechazó la parte de la ley que regulaba el uso de carpas y otras estructura­s temporales para vender fuegos artificial­es.l

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ARCHIVO En 2010, el alcalde Michael Bloomberg, denunció el peligro y tomó acciones contra los fuegos artificial­es ilegales. Desde entonces, los estados vecinos han relajado sus leyes en ese ámbito.

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