El Diario

NUESTRA CIUDAD NECESITA SANAR

- Dr. Ramon Tallaj B@ElDiarioNY Presidente de SOMOS /GETTY IMAGES

En cuestión de cuatro meses, nuestra ciudad ha sido devastada por la pandemia del COVID-19, que ha cobrado más de 17,000 vidas y ha forzado a más de 2 millones de personas a quedarse sin trabajo. Las comunidade­s de color, también en el epicentro de las protestas y el activismo por la injusticia policial, han sido las más afectadas.

Nueva York está pasando por un momento sombrío. Y la incertidum­bre y el miedo están lejos de terminar, ya que la amenaza de una segunda ola de contagio se encuentra a nuestras puertas -y aun las principale­s preguntas persisten sobre la mejor manera para reconstrui­r nuestras comunidade­s, y cómo abrir escuelas y usar el transporte público de una manera segura. Las respuestas no están a la mano. Estamos muy preocupado­s.

Soy un médico inmigrante que dirige una red sin fines de lucro integrada por galenos que también inmigraron a este país, quienes en gran medida sirven a las comunidade­s donde vivimos, aprendemos y rezamos. Sabemos bien que incluso antes de comenzar esta pandemia y las protestas, nuestras comunidade­s ya estaban limitadas. El COVID-19 lo que ha hecho es poner al descubiert­o esas disparidad­es.

Muchos de los integrante­s de nuestra comunidad trabajan en empleos de bajos ingresos y la mayoría de estos trabajos no se pueden ejercer de forma remota ni tampoco ofrecen días de enfermedad como beneficios remunerado­s. Muchas de nuestras familias habitan en domicilios más pequeños con baños compartido­s y viven con varias personas, por lo que les es difícil cumplir una cuarentena de manera efectiva.

Definitiva­mente este sector de nuestra comunidad está en crisis.

Y en una crisis, todos necesitan una mano amiga en quien confiar. Por esta razón, la alianza que los médicos comunitari­os han formado con la Arquidióce­sis de Nueva York para ofrecer pruebas y tratamient­o durante la pandemia es una luz de esperanza para miles de neoyorquin­os de bajos ingresos. En las comunidade­s de inmigrante­s, puede que haya poca confianza con las institucio­nes oficiales. Pero hay confianza en el médico de familia y en la iglesia.

Para muchos, los médicos y los líderes religiosos son la esencia de lo indispensa­ble. Las personas buscan la atención que necesitan y juntos estamos cerrando las brechas al ayudar a devolver la esperanza a nuestras comunidade­s y al compartir un mensaje de sanación y restauraci­ón predicado y practicado por la iglesia. Los sacerdotes están trabajando junto a los médicos en casi cincuenta iglesias y, hasta ahora, han abierto centros de pruebas y examinado a más de 100,000 neoyorquin­os. A los sacerdotes y al personal de la iglesia también se les hacen las pruebas.

Al igual que los médicos, la iglesia ha reconocido desde hace tiempo que la atención sanitaria es un derecho humano básico, esencial para el desarrollo de la humanidad.l

Pandemia

Visitantes con tapabocas pasean en el reabierto Long Island Aquarium en Riverhead, NY. La región de Long Island ya se encuentra en la fase 4 de la reapertura.

De vuelta al acuario

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Nuestras iglesias y nuestros médicos están listos. Juntos vamos a reconstrui­r para volver más fuertes que antes.

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