Pruebas para el VPH y el cáncer cervical podrían hacerse en casa
El Instituto Nacional del Cáncer (NCI) lanzará un estudio en diferentes localidades
Pasa un pequeño hisopo por la vagina para recoger células. Luego lo colocas en un kit de detección y lo envías por correo.
Una prueba sencilla como ésta, que se puede hacer en casa, ayudaría a los Estados Unidos a acercarse a la erradicación del cáncer de cuello uterino o cáncer cervical.
El año que viene, el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) lanzará un estudio en diferentes localidades que involucrará a unas 5,000 mujeres para evaluar si la autoprueba casera puede equivaler a la que realiza el médico en un consultorio.
Casi 14,000 estadounidenses este año serán diagnosticadas con un cáncer que es prevenible, y más de 4,000 morirán. Las mujeres que no tienen seguro o que no pueden acceder a servicios regulares tienen más probabilidades de no hacerse pruebas de detección que salvan vidas, dijo Vikrant Sahasrabuddhe, de la División de Prevención del Cáncer del NCI.
Sin salir de sus casas, las mujeres podrían recolectar células vaginales y cervicales para analizarlas en la detección del virus del papiloma humano (VPH), que causa virtualmente todos los cánceres cervicales, de la misma manera que las muestras de heces en casa pueden usarse para detectar el cáncer de colon, añadió.
“Sigue existiendo un número constante de mujeres que padece cáncer cervical cada año”, explicó Sahasrabuddhe, que supervisa los estudios sobre los cánceres relacionados con el VPH. “Y ese número no va a bajar”.
Las autoridades federales esperan que la investigación acelere un test aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) que podría formar parte de las directrices de evaluación si se demuestra que tomar la muestra en casa es eficaz, señaló Sahasrabuddhe.
En lugar de esperar a que las empresas que realizan las pruebas de VPH para los médicos hagan estudios de automuestreo, los funcionarios federales se unirán a empresas, instituciones académicas y otros en una asociación público-privada, explicó. Los funcionarios del NCI, que esperan gastar unos $6 millones en fondos federales, supervisarán los datos y el análisis del estudio.
“Queremos acelerar ese proceso”, indicó Sahasrabuddhe.
El automuestreo del VPH, existente en países como Australia y los Países Bajos, es uno de los enfoques de los investigadores del cáncer cervical en los Estados Unidos. Otra estrategia clave consiste en vacunar a las adolescentes contra el VPH, que se transmite a través de la actividad sexual. En 2018, casi el 54% de las niñas habían sido vacunadas al llegar a los 17 años, al igual que casi el 49% de los niños, según los datos federales más recientes.
Los países que han tenido más éxito en la reducción del cáncer cervical —un análisis predice que Australia está en vías de eliminar la enfermedad— han hecho hincapié en la vacunación contra el VPH en adolescentes.
Las autoridades siguen aconsejando a las mujeres vacunadas que se sometan regularmente a pruebas de detección, ya que la vacuna no protege contra todas las cepas que causan el cáncer de cuello uterino.
Sin embargo, a veces es un desafío.
Para algunas, el acceso o el costo puede ser un problema. La mayoría de los planes médicos cubren los exámenes y también hay algunos programas públicos, pero las mujeres sin seguro que no los conocen tienen que pagar por la consulta y la prueba.
Además, las mujeres no siempre salir del trabajo o encontrar una guardería, o pueden haber tenido “emociones o experiencias negativas en el pasado con los exámenes pélvicos”, señaló Rachel Winer, profesora de epidemiología de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Washington que estudia el automuestreo del VPH.
Unas 4 de cada 5 mujeres se someten regularmente a pruebas de detección de cáncer cervical, pero los índices alcanzaron su punto máximo alrededor del año 2000 y han disminuido ligeramente desde entonces, según datos federales.
Otro análisis de registros médicos de 27,418 mujeres de Minnesota, de entre 30 y 65 años, encontró que casi el 65% se había hecho la prueba en 2016, según publicó el año pasado el Journal of Women’s Health.
“Lamentablemente, creo que nuestros datos probablemente reflejan mejor lo que está sucediendo con los índices de evaluación en nuestro país”, expresó la doctora Kathy MacLaughlin, autora del estudio e investigadora de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota.
Un obstáculo para la prueba podría ser la complejidad de las directrices, dijo MacLaughlin. En lugar de un examen anual fácil de recordar, las evaluaciones ocurren en intervalos de más de un año. La edad de la mujer ayuda a determinar cuándo se recomienda la prueba de VPH o la citología vaginal (el Papanicolau), que recoge células del cuello uterino para buscar cambios precancerosos.
“El reto es cómo recordar que debemos hacer algo cada tres o cada cinco años”, comentó MacLaughlin.
Si bien el NCI aún no ha decidido el tipo de automuestreo