“No tememos al COVID-19 sino a la maldad que nos agobia”
El Cártel de Santa Rosa de Lima se apoderó de Guanajuato con la venia de las autoridades, dicen empresarios víctimas del crimen organizado
Las calles de Celaya, Guanajuato, lucen vacías. Los ciudadanos temen salir y no es por la pandemia del coronavirus.
Han pasado un par de semanas luego de que sujetos con bombas molotov a bordo de vehículos cercaron el municipio y quemaron todo a su paso en represalia por la detención de integrantes del Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL).
“Guanajuato está en guerra”, aseguraron algunos afectados de negocios, quienes en unos minutos perdieron su patrimonio sin que haya responsables.
Sobre el boulevard Adolfo López Mateos incendiaron varios negocios, entre ellos la mueblería Florence Art. El edificio de tres pisos repleto de muebles quedó severamente dañado. Nada material se salvó. El patrimonio construido en más de 40 años de trabajo quedó en cenizas.
En otro punto de Celaya dos tiendas OXXO, ubicadas en la avenida Paseo del Bajío en la colonia Jardines, también resultaron afectadas luego de que sujetos arrojaron bombas caseras. Lo mismo le ocurrió a dos centros comerciales en la colonia San Antonio. También quemaron una gasolinera, pero el fuego no alcanzó a extenderse.
“Era nuestro patrimonio de 47 años de trabajo”, contó una de las afectadas en entrevista. “No se vale que hagan esas cosas”.
Celaya, el tercer municipio más grande de Guanajuato con casi medio millón de habitantes, fue el más afectado con al menos 21 vehículos incendiados y siete negocios. A unos 20 kilómetros de ahí está el municipio de Villagrán, donde se ubica la comunidad de Santa Rosa de Lima, cuna del cártel del mismo nombre.
Esta cercanía con Villagrán hizo de Celaya uno de los municipios más afectados luego de la detención de familiares (madre, hermana y prima) de José Antonio Yépez Ortiz, alias “El Marro”, líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, y otros presuntos miembros de la organización.
Para evitar las detenciones, los presuntos delincuentes causaron pánico en la población al bloquear carreteras con vehículos incendiados. También quemaron negocios en al menos 14 de los 46 municipios de Guanajuato sin que se reportaran personas fallecidas.
“Pedimos justicia por lo que está pasando”, exigió la propietaria de un negocio en Celaya que quedó en cenizas . “Guanajuato era uno de los estados más productivos y ahorita la gente no quiere invertir por tanta violencia”.
La violencia desbordada es la cúspide de una serie de delitos que desde hace años son víctimas sus habitantes, entre ellos pequeños empresarios, cuya poliza no cubre los ataques del narcotráfico. Cobro de piso, asaltos y secuestros son el pan de cada día, según sus testimonios.
“Mataron a mis vecinos por no dar la cuota y hay otro al que le secuestraron a su hijo”, narró una de las víctimas. “Les quitan los coches, los bajan de los carros. Es una guerra de cárteles. Todo mundo dice no hay que salir a la calle”.
Guanajuato, estado gobernado por el panista Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, se coloca como el más violento de México. De 14,632 personas asesinadas en el país, entre enero y mayo del presente año, el 13 por ciento (1,903 903 víctimas) se concentra en esa entidad federativa.
La violencia se disparó en Guanajuato a partir del año 2018, el último de Miguel Márquez Márquez como Gobernador. Los homicidios dolosos crecieron 140.68 por ciento con respecto al año anterior inmediato, pues pasaron de 1.084 homicidios en 2017 a 2 ,609 en 2018.
Con seis millones de habitantes, Guanajuato es conocido por ser un centro turístico e industrial, y también una zona de contrabando de drogas y combustible.
La extendida batalla de los cárteles Santa Rosa de Lima y Jalisco Nueva Generación por el control del territorio ha provocado un aumento de violencia en esta región otrora segura. Su fin es controlar en el estado el mercado del robo de hidrocarburos (la zona está llena de oleoductos por la Refinería de Salamanca).