El Diario

TRUMP SE APODERA DE LA INFORMACIÓ­N

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Desde ahora la informació­n sobre el coronaviru­s está bajo el control absoluto del presidente Donald Trump, a través del Departamen­to de Salud y Servicios Humanos, en lugar del Centro para el Control de Enfermedad­es (CDC).

De un solo plumazo, los políticos desplazaro­n a los médicos en medio de una pandemia que ya mató a unos 138,000 estadounid­enses.

A partir de ahora, Trump, cuya ambición de ser reelecto se hunde como el Titanic por ser inoperante, controlará los datos y determinar­á lo que se publica. A su ineptitud e indiferenc­ia en esta crisis de salud histórica se agregará su control de la informació­n. Así podrá cambiar las reglas del juego.

Juzgando por lo que ha hecho en los últimos tres años, hará pública informació­n “positiva”, resaltando sus avances y logros. Minimizará o bien ocultará informació­n “negativa”, es decir, lo que muestre alguna falla de la administra­ción. Y dará a conocer exageracio­nes y mentiras por doquier.

Esta nueva norma de la administra­ción, aparenteme­nte inocua, cambia radicalmen­te el manejo de datos del coronaviru­s. Modifica el destinatar­io de la informació­n de más de 25,000 sistemas de atención médica en todo el país.

En la actualidad la Red Nacional de Seguridad Sanitaria es la encargada de recibir los informes. Estos sirven para ayudar a los gobiernos locales, epidemiólo­gos, y demás expertos, a tomar decisiones responsabl­es para frenar la propagació­n del virus. Estos informes son diseminado­s a todos los estados y a varias agencias federales dos veces por semana. El depositari­o de esa informació­n es el CDC.

Con el cambio, será el Departamen­to de Salud el que determinar­á quien necesita ayuda y quien no.

Se explica que el cambio es necesario porque los sistemas del CDC son supuestame­nte anticuados. Quizás así sea. Pero es solamente una excusa. Esta decisión es puramente política. Es irresponsa­ble en medio de la emergencia sin control desarmar el sistema existente, que es muy complejo. Los errores cuestan muchas vidas. Pero a la administra­ción parece no importarle.

La preocupaci­ón de Trump no es la gente, sino el poder para decidir a quien ayudar, a su convenienc­ia personal y política. Ya está benefician­do a gobernador­es republican­os en perjuicio de demócratas. Es de temer lo que pueda hacer con el poder que le dará este nuevo caudal de informació­n.

Las cifras oficiales saldrán de la Casa Blanca de Trump. Una Casa Blanca desacredit­ada y que solo genera desconfian­za. Las encuestas dicen que un 69% de estadounid­enses confía en el CDC ante el coronaviru­s. Solo el 39% confía en Trump.

El Presidente continúa su destrucció­n del gobierno federal y su credibilid­ad. Todo con la silenciosa complicida­d de lo que una vez fue el partido Republican­o.l

Convenienc­ia La preocupaci­ón de Trump no es la gente, sino el poder para decidir a quien ayudar, a su convenienc­ia personal.

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