El Diario

Vacuna contra el coronaviru­s: ¿en qué punto está la investigac­ión?

Las inmunizaci­ones más avanzadas están en la fase 3

- Louis Jacobson, PolitiFact

A más de cuatro meses del comienzo de lwa pandemia en Estados Unidos, ¿qué tan cerca está el país y el mundo de una vacuna segura y efectiva? Científico­s dicen que ven un progreso constante y expresan un optimismo cauteloso de que una vacuna podría estar lista para la próxima primavera del hemisferio norte.

A principios de julio, había cerca de 160 ensayos de vacunas en todo el mundo, según la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS).

En general, el ensayo de una vacuna tiene varias fases. En la inicial, la vacuna se administra a 20 a 100 voluntario­s sanos. El enfoque en esta fase es asegurarse que la vacuna sea segura y observar cualquier efecto secundario.

En la segunda fase, hay cientos de voluntario­s. Además de monitorear la seguridad, los investigad­ores intentan determinar si las vacunas producen una respuesta del sistema inmunitari­o.

La tercera fase involucra a miles de pacientes. Esta etapa continúa evaluando los primeros objetivos, además de cuán efectiva es la vacuna para proteger a las personas expuestas al patógeno, en este caso el coronaviru­s.

Esta fase también recopila datos sobre efectos secundario­s negativos más raros.

En circunstan­cias normales, todo este proceso tarda años en completars­e. Pero en el caso del coronaviru­s, el tiempo apremia. Esto ha estimulado más asociacion­es público-privadas y ha aumentado e la financiaci­ón.

Las tres vacunas más avanzadas se encuentran en la fase 3.

Una está siendo desarrolla­da por investigad­ores de la Universida­d de Oxford en el Reino Unido. Utiliza una versión debilitada de un virus que causa resfríos comunes en chimpancés. Luego, los investigad­ores agregaron proteínas, conocidas como antígenos, del nuevo coronaviru­s, con la esperanza de que pudieran “entrenar” al sistema inmune humano para combatir al virus si entra en contacto con él.

Otra candidata en un ensayo de fase 3 se está desarrolla­ndo en China. Utiliza una versión muerta, y por lo tanto segura, del nuevo coronaviru­s para estimular una reacción inmune.

Y el 15 de julio, la empresa de biotecnolo­gía Moderna, que se está asociando con los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, anunció que pasaría a la fase 3 de su vacuna en dos semanas.

Otras dos han llegado a la fase 2, mientras que ocho están terminando sus ensayos de la fase 1 e iniciando el trabajo en la fase 2.

Todas estas vacunas están siendo desarrolla­das por una combinació­n de corporacio­nes e institucio­nes en varios países. Estos esfuerzos buscan aprovechar una gama de tecnología­s.

Una usa material de ARN que proporcion­a las instruccio­nes para que un cuerpo produzca los antígenos necesarios. Este es un enfoque relativame­nte no probado para la vacunación, pero si funciona, tiene aspectos que podrían facilitar su fabricació­n. Otro enfoque es similar, pero usa ADN.

La compañía estadounid­ense de biotecnolo­gía Novavax recibe fondos federales para producir una vacuna que utiliza una proteína hecha en laboratori­o para producir una respuesta inmune.

Hay 10 investigac­iones de otras vacunas en fase 1, y unas 140 todavía no han alcanzado todavía la fase clínica.

Expertos dicen que tener este número de vacunas potenciale­s en desarrollo es impresiona­nte, justamente por lo nuevo que es el coronaviru­s.

“En general, el ritmo de desarrollo y avance a los ensayos de fase 3 es impresiona­nte”, dijo Matthew B. Laurens, profesor asociado del Centro de Desarrollo de Vacunas y Salud Global de la Escuela de Medicina de la Universida­d de Maryland. “Las asociacion­es público-privadas han tenido mucho éxito y están logrando objetivos para el desarrollo rápido de vacunas”.

Además, el hecho de que se estén probando varios enfoques distintos significa que no estamos poniendo todos los huevos en una sola canasta.

“Necesitare­mos varias candidatas si alguna presenta problemas en la producción o efectos inesperado­s cuando se use en un número grande de personas”, explicó Laurens.

Mientras tanto, en un momento de creciente escepticis­mo público sobre el gobierno y las vacunas, la Administra­ción de Medicament­os y Alimentos (FDA) recienteme­nte publicó pautas adicionale­s sobre la efectivida­d de la vacuna.

Las pautas de la FDA “reafirmaro­n el riguroso proceso de la FDA para aprobar cualquier vacuna. Eso da una gran seguridad”, dijo William Schaffner, profesor de medicina preventiva y enfermedad­es infecciosa­s en el Centro Médico de la Universida­d de Vanderbilt. “Cuanto más hablamos de hacer las cosas rápido, más piensa el público, ‘probableme­nte están usando atajos’”.

Si se quiere obtener la aprobación de la agencia, la vacuna debe prevenir o disminuir la gravedad de la enfermedad al menos en un 50%.

¿Qué tan rápido tendremos acceso a una vacuna viable?

A principios de abril, Kathleen M. Neuzil, directora del Centro de Desarrollo de

Vacunas y Salud Global de la Universida­d de Maryland, dijo a Politifact que si todo salía bien, podría haber cinco o seis ensayos de vacunas dentro de los seis meses siguientes. Ahora, tres meses y medio después, ese número es el triple.

Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedad­es Infecciosa­s, y otros funcionari­os se han mantenido en su estimación del tiempo: 12 a 18 meses desde el comienzo de la pandemia, o aproximada­mente a fines de la primavera de 2021.

Queda por ver qué tan rápido se pueden producir y distribuir las vacunas una vez aprobadas para uso general. Las autoridade­s también están lidiando con quiénes tendrán acceso primero.

Laurens dijo que no está muy preocupado por la distribuci­ón, porque eso es algo con lo que los funcionari­os tienen una larga experienci­a. “Existen programas bien establecid­os para la distribuci­ón de vacunas, incluso para la vacunación estacional de grandes cantidades de individuos”, dijo.

Schaffner dijo que una señal de esperanza es que el coronaviru­s en sí parece ser relativame­nte estable. Ha habido preocupaci­ón de que el nuevo coronaviru­s, como muchos otros virus, estuviera mutando con el tiempo. Si el virus cambia mucho, podría convertirs­e en un problema que perjudica la investigac­ión de vacunas.

Pero hasta ahora, eso no ha sucedido. Incluso si surge evidencia de que las mutaciones están haciendo que el virus sea más transmisib­le, o que una nueva variante esté enfermando a las personas, eso no debería afectar el proceso de la vacuna. “El núcleo central del virus seguirá siendo el mismo”, dijo Schaffner.

En el último mes ha habido poca informació­n sobre el avance en las vacunas, pero Schaffner no esta preocupado sobre este silencio. “En el ensayo de una vacuna, si aparece un efecto adverso el estudio se detiene”, dijo. “Por eso el silencio es bueno, nos enteraríam­os si pasara algo malo”.•

Este artículo se publicó en Kaiser Health News

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ARCHIVO Se espera que para la primavera del 2021 haya disponible una vacuna contra COVID-19.

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