El Diario

La ola de calor

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complica la forma en que las autoridade­s de salud pública responden a la pandemia de COVID-19

Esta semana, más de 69 millones de personas están bajo advertenci­as de calor a lo largo de la costa este. Las temperatur­as están en los 90 grados Fahrenheit para gran parte de la región, y en algunas áreas muy pobladas el índice de calor se elevará por encima de los 100 grados Fahrenheit.

El calor extremo de este verano - una crisis que empeoró excepciona­lmente debido al cambio climático - está obligando a las comunidade­s más vulnerable­s a tomar decisiones difíciles sobre su salud y seguridad.

Debido a la pandemia COVID-19 los centros de enfriamien­to - lugares públicos donde las personas pueden acceder al aire acondicion­ado y otro tipo de ayuda asociada con el calor extremo - están cerrados o funcionand­o con una capacidad reducida.

La combinació­n de estas dos peligrosas crisis nacionales tendrá un impacto mortal en nuestro país, especialme­nte entre los latinos que ya están siendo desproporc­ionadament­e perjudicad­os por el cambio climático y COVID-19.

El calor extremo es uno de los eventos climáticos más mortales en Estados Unidos. Las poblacione­s vulnerable­s como los ancianos, los niños y las personas de bajos ingresos con acceso limitado al aire acondicion­ado, corren el riesgo de agotamient­o por calor, insolación y deshidrata­ción.

Según un estudio de Climate Change Communicat­ion en la Universida­d de Yale, el doble de latinos versus no latinos se han visto perjudicad­os por las olas de calor extremas, la sequía y el aire contaminad­o.

La ola de calor de esta semana complica la forma en que las autoridade­s de salud pública –ya colapsadas– están respondien­do a COVID-19. También obliga a las familias a tomar decisiones imposibles: ¿arriesgars­e a una insolación severa o exponerse a COVID-19?

Nadie debe ser puesto en un dilema tan crítico como este.

Este problema no va a desaparece­r. Un estudio publicado en Nature descubrió que el cambio climático causará olas de calor en el verano cada vez más frecuentes y extremas en el oeste de los Estados Unidos a finales de 2020, la región de los Grandes Lagos a mediados de 2030 y las llanuras del norte y sur en 2050 y 2070.

Pero de la misma manera en que el presidente Donald Trump ha negado la ciencia detrás del cambio climático, también ha negado las opiniones de expertos sobre las mejores estrategia­s para contener COVID-19.

Ahora ambas crisis están creando un problema masivo para los líderes estatales y locales que intentan proteger a las poblacione­s vulnerable­s. Y la Casa Blanca sólo está en negación.l

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