TRUMP APAGA CON FUEGO
El presidente Donald Trump está en plena guerra contra la ciencia, en una encarnizada lucha contra los médicos y especialmente el doctor Anthony Fauci, principal asesor de su Casa Blanca en la lucha contra el coronavirus. Esta guerra tiene una víctima: el público estadounidense.
La disputa con Fauci demuestra el lado de niño inseguro de Trump. Al Presidente le molesta que el director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas sea más popular que él. Los celos lo devoran, al punto de querer competir con él en todo. Fauci anunció que tiraría la primera bola de un partido de béisbol y Trump anunció lo mismo de inmediato. La diferencia es que el médico lo hizo y el presidente no. Puras palabras.
Fauci se convirtió en la voz mesurada del médico de consejo sabio, que piensa en cómo controlar la pandemia. En la administración, charlatanes, brujos y políticos de enésima categoría solo piensan en cómo lograr la victoria electoral.
La animosidad contra Fauci ha ido creciendo en la Casa Blanca. Primero fue relegado del primer plano cuando la administración quiso mostrar que la pandemia no era tan amenazadora como para cerrar la actividad económica.
Luego vino la campaña de descrédito desde el gobierno según la cual Fauci se equivocó en algunos de los análisis sobre la evolución de la pandemia. Es irónico que justo esta administración, que es el reino del error y de la mentira, utilice este argumento para desprestigiar a Fauci.
Parte de esta campaña es un video conspirativo, muy popular en círculos trumpistas, que pone a Fauci como el presunto “creador” del virus. En la misma categoría de mentiras, estafas y fantasías cae la doctora Stella
Immanuel, que ayer se hizo famosa por un video promovido por la campaña de Trump en donde junto con otros recomienda no usar máscara. Sus peligrosas declaraciones fueron retuiteadas por el Presidente y su hijo. Immanuel afirma que algunas enfermedades son causadas por sueños sexuales con demonios y que el ADN de extraterrestres es usado secretamente en ciertos tratamientos médicos.
Es con este caudal de desinformación que Trump exige a los estados abrir sus economías “y después vemos qué pasa”. Pero ya se sabe lo que va a pasar. Florida y Texas que siguieron las órdenes de Trump sufren hoy terribles brotes de coronavirus.
La tragedia de hoy es la pandemia combinada con la falta de liderazgo federal, la ignorancia de un presidente ambicioso que solo piensa en sí mismo y la actitud de sus acólitos que le toleran todo. Mientras tanto, el coronavirus se extiende como un incendio, que Trump quiere combatir contradiciendo a los bomberos cuando la gente se está quemando.•
Peligro
«La ignorancia y el ego del Presidente ponen en peligro la salud de millones de personas en EEUU».