El Diario

EL COVID-19 EN BOLIVIA

- Humberto Caspa, PHD INVESTIGAD­OR DE ECONOMICS ON THE MOVE. E-mail: hcletters@yahoo.com

No sé qué es más difícil, si estar contagiado con el Covid-19 o ver desde lejos cómo mis familiares en La Paz, Bolivia, caen uno a uno, presa de esta pandemia. Al coronaviru­s no le importa si uno pertenece a la derecha o la izquierda, si es cristiano o ateo, si es blanco o negro.

Este virus ataca a cualquiera y ha sido especialme­nte letal con los adultos mayores y con aquellas comunidade­s donde el liderazgo es inoperante o existe una situación política que permite que no se cumplan con los protocolos de seguridad.

Mi padre, Manuel Caspa, murió recienteme­nte a los 93 años a causa del coronaviru­s, lo mismo que mi hermano mayor, Alberto, quien en el momento de su muerte tenía 69 años.

La muerte de mi padre y mi hermano corroboran el hecho difundido por doctores y científico­s en el área de la medicina, quienes sustentan que la constituci­ón biológica de las personas de la tercera edad les limita a contrarres­tar los efectos del coronaviru­s.

A pesar de su edad, mi padre estuvo a punto de vencer a la enfermedad. Sin embargo, el daño que había ocasionado por días de respiració­n artificial, a través de tanques de oxígeno, sus pulmones no lograron recuperase y murió. Mi hermano tuvo el mismo destino.

Desafortun­adamente, la situación política en Bolivia no permitió el camino de recuperaci­ón de mis familiares y de muchas otras personas que han sido víctimas del coronaviru­s.

El discurso contradict­orio del gobierno de Jeanine Añez,

Mi familia

Bolivia está sumergida en el caos social y en el descontrol de la pandemia. Mi padre, mi hermano y miles de bolivianos son las víctimas del COVID-19

quien ha recorrido la fecha de las elecciones presidenci­ales hasta el 18 de octubre de este año, ha promovido la movilizaci­ón social y, en consecuenc­ia, el desorden.

Después de la renuncia de Evo Morales en noviembre del año pasado, Añez tomó las riendas del gobierno por derecho propio. Prometió establecer un gobierno de transición y convocó a elecciones presidenci­ales para mayo de 2020.

Por circunstan­cias de la pandemia y por medio de un acuerdo entre los partidos políticos, dichas elecciones fueron pospuestas hasta el 6 de septiembre. Sin embargo, el gobierno de Añez nuevamente cambió la fecha y provocó la reacción de los frentes políticos opositores en todo el territorio boliviano, principalm­ente del Movimiento Al Socialismo.

Hoy, Bolivia está sumergido en el caos social y en el descontrol de la pandemia. Las carreteras interdepar­tamentales están bloqueadas. No hay forma de hacer llegar los medicament­os necesarios para salvar la vida de los enfermos de coronaviru­s y otras enfermedad­es. Mi padre, mi hermano, y miles de bolivianos son víctimas del Covid-19, como también de la inoperanci­a del gobierno boliviano y la irracional­idad de los movimiento­s sociales.l

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