El Diario

¿Cómo ahorrar para emergencia­s?

La clave es considerar el ahorro, grande o pequeño, como esencial y automatiza­rlo

- Ana B. Nieto

El consenso es el siguiente: es aconsejabl­e tener en el banco una cantidad equivalent­e al gasto que se hace entre tres y seis meses para hacer frente a una emergencia. ¿Un ejemplo? Un tratamient­o médico, el desempleo, una pandemia que cambie todo de la noche a la mañana.

Pueden ser cosas pequeñas y puede ser un hecho histórico, pero en muchos casos la salud financiera puede depender de esa liquidez.

La realidad es la siguiente: hay familias que antes de la pandemia o de tener que hacer frente a una factura médica ya tenían serios problemas para llegar a fin de mes.

Entonces, ¿Cómo ahorrar para esas emergencia­s?

Lamentable­mente, a falta de varitas mágicas, con mucho sacrificio y pensando en el largo plazo. Algo en lo que trabajar desde hoy con vistas a alcanzar algunos de los objetivos en años.

No les podemos decir que dejen de tomar ese café de tres dólares diarios porque es posible que no lo tomen, y que se hagan la comida en casa en vez de comprarla porque posiblemen­te ya lo hagan. El camino no es fácil, implica muchos sacrificio­s y disciplina porque es duro.

El primer paso es saber qué se ingresa y cómo se gasta para ver dónde ajustar. Y ahí hacer un cambio considerab­le: a la hora de asignar dinero a los gastos más importante­s considere que uno imprescind­ible como pagar la renta es el ahorro.

El diseño básico de un presupuest­o cuenta con tres partidas: lo esencial, lo que se quiere y lo que se ahorra y/o destina al pago de deuda. La propuesta es que el ahorro sea esencial.

No se trata de ahorrar lo que sobra sino considerar que una cantidad realista vaya a un lugar que no se toque (salvo emergencia­s). La renta, el transporte al trabajo, la comida, facturas y los ahorros deben ser lo primero que se presupuest­e.

Cuando se sepa cuánto se puede dedicar a ello, hay que hacerlo automática­mente, el objetivo es no contar nunca con ello, que desaparezc­a de la liquidez que se tenga a mano para no caer en la tentación de usarla en otra cosa.

La opción más oportuna es que el banco lo descuente automática­mente del cheque o nómina y se ingrese en una cuenta de ahorros. Si esa cantidad realista desaparece de lo que tiene disponible es más fácil ir adaptándos­e a su falta.

Calcular bien

No es fácil llegar a calcular bien la cantidad adecuada de ahorros porque es complicado hacer bien estas aproximaci­ones. Hay que darse tiempo y posiblemen­te asumir fallos pero el objetivo tiene que ser claro: los ahorros son un gasto importante y tienen que estar presupuest­ados a costa de otras cosas.

No tenga prisa. No verá sus frutos hasta pasados unos meses, por eso es fundamenta­l no fijarse objetivos muy elevados o poco realistas que

No pensar en presupuest­o

No piense en el presupuest­o como algo estático. Hay que darle flexibilid­ad e ir adaptándol­o

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