¿Cómo ahorrar para emergencias?
La clave es considerar el ahorro, grande o pequeño, como esencial y automatizarlo
El consenso es el siguiente: es aconsejable tener en el banco una cantidad equivalente al gasto que se hace entre tres y seis meses para hacer frente a una emergencia. ¿Un ejemplo? Un tratamiento médico, el desempleo, una pandemia que cambie todo de la noche a la mañana.
Pueden ser cosas pequeñas y puede ser un hecho histórico, pero en muchos casos la salud financiera puede depender de esa liquidez.
La realidad es la siguiente: hay familias que antes de la pandemia o de tener que hacer frente a una factura médica ya tenían serios problemas para llegar a fin de mes.
Entonces, ¿Cómo ahorrar para esas emergencias?
Lamentablemente, a falta de varitas mágicas, con mucho sacrificio y pensando en el largo plazo. Algo en lo que trabajar desde hoy con vistas a alcanzar algunos de los objetivos en años.
No les podemos decir que dejen de tomar ese café de tres dólares diarios porque es posible que no lo tomen, y que se hagan la comida en casa en vez de comprarla porque posiblemente ya lo hagan. El camino no es fácil, implica muchos sacrificios y disciplina porque es duro.
El primer paso es saber qué se ingresa y cómo se gasta para ver dónde ajustar. Y ahí hacer un cambio considerable: a la hora de asignar dinero a los gastos más importantes considere que uno imprescindible como pagar la renta es el ahorro.
El diseño básico de un presupuesto cuenta con tres partidas: lo esencial, lo que se quiere y lo que se ahorra y/o destina al pago de deuda. La propuesta es que el ahorro sea esencial.
No se trata de ahorrar lo que sobra sino considerar que una cantidad realista vaya a un lugar que no se toque (salvo emergencias). La renta, el transporte al trabajo, la comida, facturas y los ahorros deben ser lo primero que se presupueste.
Cuando se sepa cuánto se puede dedicar a ello, hay que hacerlo automáticamente, el objetivo es no contar nunca con ello, que desaparezca de la liquidez que se tenga a mano para no caer en la tentación de usarla en otra cosa.
La opción más oportuna es que el banco lo descuente automáticamente del cheque o nómina y se ingrese en una cuenta de ahorros. Si esa cantidad realista desaparece de lo que tiene disponible es más fácil ir adaptándose a su falta.
Calcular bien
No es fácil llegar a calcular bien la cantidad adecuada de ahorros porque es complicado hacer bien estas aproximaciones. Hay que darse tiempo y posiblemente asumir fallos pero el objetivo tiene que ser claro: los ahorros son un gasto importante y tienen que estar presupuestados a costa de otras cosas.
No tenga prisa. No verá sus frutos hasta pasados unos meses, por eso es fundamental no fijarse objetivos muy elevados o poco realistas que
No pensar en presupuesto
No piense en el presupuesto como algo estático. Hay que darle flexibilidad e ir adaptándolo