Nogada y rosados
Su delicada sinfonía sabores y texturas convierten al chile en nogadas en un plato complejo de maridar, pero gracias a la versatilidad de los vinos rosados puede lograrse una dupla digna de celebración.
Clima, variedades de uva y proceso de vinificación son claves para encontrar el rosado ideal para acompañar cada versión del platillo, que lo mismo se ofrece con nogada dulce que salada, con relleno tradicional de carne picada a cuchillo y una mezcla de frutas frescas y secas, o en interpretaciones vegetarianas y veganas.
El sommelier Manuel Negrete recomienda mirar hacia zonas vinícolas de mayor insolación y a variedades robustas, como Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc, para encontrar el cuerpo y contenido alcohólico que logren el equilibrio deseado.
En cuanto a procesos, el experto sugiere rosados elaborados por un “sangrado” tradicional, en el cual el mosto de uvas tintas se deja macerar brevemente con los hollejos -que lo tiñen y proveen de precursores de aromas- y luego se separa (sangra).
Esto, explica, extrae el alma de las uvas tintas sin la dureza del tanino, resulta en calidad aromática y firmeza de cuerpo.
“Para un chile capeado, lo mejor es descorchar un rosado espumoso semiseco que nivele esa sensación grasa. Podemos elevar aún más la propuesta con un espumoso con guarda en lías, pues tendrá aún más estructura, preferentemente un blanc de noir”, describe Negrete. como arándano y frambuesa. Cuerpo robusto, buena acidez y persistencia.
Nariz intensa de frambuesas y granada, toques tropicales de piña y mango y flores blancas. Acidez fresca.
Elegante en la nariz con gran variedad de frutos rojos. Balanceado, de expresión frutal y fresca acidez.
Aromas sutiles de durazno y notas de litchi. Perfil cítrico, con buen balance, fresco y suave.