Una vida incierta
Para Mariana Ramírez una mujer transgénero mexicana, de 45 años, la vida siempre se ha dibujado incierta. Desde que salió de su natal Oaxaca, huyendo más que de la pobreza, de la violencia y los abusos por su orientación sexual. Como ella misma lo define, el “sol siempre lo ha tenido a la espaldas”. Mariana se propuso venir a Estados Unidos, hace 17 años, tras la búsqueda de espacios de libertad. Hoy por una serie de desventuras económicas y amorosas, vive donde la sorprenda las cálidas o frías noches de la Gran Manzana.
“Yo hoy no sé dónde voy a dormir. Vivo de las ayudas. Estar en un refugio es muy terrible para una transgénero. Somos víctimas de muchos abusos”, confiesa mientras descansaba en la acera de la calle 60 con la Avenida Broadway.
“Para mí por ahora, antes de estar en el infierno de los shelters, prefiero estar en la calle. Mañana suena lejos. Por ahora, sigo sobreviviendo”,
«La fuerza de los vicios me llevó a esta situación. Perdí mi familia, mi trabajo y todo.
Quedé en la calle y dudo que tenga cerca otra opción. Solo un milagro». -Luis Odeso, desamparado
contó.
En otra esquina de la calle 79 con la Avenida Amsterdam, descansaba en la acera el salvadoreño Luis Odeso, de 55 años, quien narró que aunque tenía como dormir en un refugio temporal en esa área, prefería estar toda el día en la calle.
“La fuerza de los vicios me llevó a esta situación. Perdí mi familia, mi trabajo y todo. Quedé en la calle y dudo que tenga cerca otra opción. Solo un milagro”.