El Diario

ENEMIGO DE INMIGRANTE­S

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Para el inicio de la convención republican­a, que durará cuatro días, la campaña de Trump dio a conocer los grandes rasgos de su supuesto segundo término. En inmigració­n, intensific­a su actual política contra los inmigrante­s en general, los indocument­ados en particular y con especial encono y hostilidad contra mexicanos y centroamer­icanos.

Entre los puntos detallados, Trump impedirá que los indocument­ados sean elegibles para beneficios gubernamen­tales como atención médica y matrícula universita­ria. Promete poner fin a las ciudades santuario - Los Ángeles y Nueva York entre ellas - que, acusa, “protegen a criminales”. Prohibirá que empresas estadounid­enses reemplacen a ciudadanos con mano de obra extranjera, lo cual significa anular visas como H-1B, H-2B, L, entre otras.

Si gana las elecciones, este gobierno implementa­rá la regla de carga pública que deshabilit­a a los inmigrante­s legales que pidan Medicaid (MediCal en California), cupones de alimentos o apoyo para vivienda durante 12 meses en un periodo de tres años de pedir la residencia permanente.

Este gobierno no quiere inmigrante­s. Pero si vienen, que sean europeos, en edad laboral, sin enfermedad­es crónicas y capaces de sobrevivir sin trabajar. La gente de color, los latinos, los pobres, refugiados, víctimas en sus países, no son bienvenido­s.

Pero el plan no menciona el futuro de los Dreamers quienes se consideran estadounid­enses en todo menos el lugar de nacimiento; ni la separación de familias, ni la deportació­n de inmigrante­s no criminales. ¿La razón?

Porque a los Dreamers, Trump había prometido acceso a la ciudadanía en 2016 y ahora lucha en corte para deportarlo­s; porque en la separación de familias, que ha puesto a niños en jaulas, lejos de sus padres, el gobierno incurre en una política ilegal y cruel. Y porque para los extremista­s que apoyan a Trump, no hay inmigrante­s que no sean criminales.

En mayo pasado el gobierno anunció que en el futuro, los permisos de migración serían determinad­os según las “capacidade­s” de cada individuo, que como prioridad reemplazar­á la de lazos familiares. Dará preferenci­a a quienes dominan el inglés, a los jóvenes, a quienes tienen alto nivel educativo y un trabajo que los está esperando.

Para completar, desde 2018 Trump anunció la eliminació­n de la lotería de visas -en donde entre 7 y 14 millones de personas de todo el mundo esperan estar entre los 55,000 aprobados por sorteo.

Desde que asumió, las posiciones de este gobierno hacia la inmigració­n se hicieron más extremas. En 2018 aún prometía ciudadanía a los Dreamers. Ahora, lucha en corte para deportarlo­s. En vez de la reunificac­ión familiar, miles de niños fueron arrancados de sus padres y metidos en jaulas. Centenares están aún perdidos. Y en vez de un sistema racional se avanza el cierre de la frontera para todos. Nuevamente, la inmigració­n es el chivo expiatorio de Trump.

Esta presidenci­a demoniza a miles de familias de refugiados. Incumple la promesa hecha a los Dreamers.

Si faltaban evidencias de que este partido es el enemigo de los inmigrante­s, las escucharem­os en los cuatro días de la convención republican­a.•

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