No es la primera vez
En los últimos 5 años, es la tercera vez que surgen inferencias sobre supuestas conductas de “desaceleración intencional” por parte de la Uniformada.
En agosto pasado, cuando el oficial Daniel Pantaleo fue despedido luego de una investigación de cinco años por el asesinato del civil Eric Garner en Staten Island, algunos sectores documentaron disminución de arrestos y citaciones, asociándola con una conducta similar a la de este verano.
Los arrestos bajaron en un 27% entre el 19 de agosto del 2019, el día en que Pantaleo fue despedido, y el 25 de ese mismo mes. Pasando de 4,827 casos a 3,508.
Existe otro antecedente cruzado con estadísticas. Cuando los agentes del NYPD Rafael Ramos y Wenjian Liu fueron asesinados a balazos mientras patrullaban en el vecindario Bedford-Stuyvensant, en Brooklyn, el 20 de diciembre del 2014, el sindicato culpó de este hecho a la retórica antipolicial de algunos funcionarios. El responsable del doble homicidio Ismaaiyl Brinsley quiso vengar la muerte de Eric Garner y Michael Brown, quienes murieron en operativos policiales en Staten Island y Ferguson, respectivamente. Luego se suicidó en una estación del Subway. En las dos semanas posteriores al hecho sangriento, la tasa de arrestos y citaciones emitidas por el Departamento se redujo drásticamente.
De acuerdo con un reporte de The New York Times, la última semana de diciembre del 2014 hasta las primeras semanas del 2015, los arrestos en la Gran Manzana se redujeron a la mitad y las citaciones penales y de tráfico se redujeron en más del 90 por ciento.
A juicio de Alex Vitale, coordinador del Proyecto de Policía y Justicia Social de Brooklyn College, en una exposición realizada a medios locales, “históricamente cuando los agentes de la Policía de Nueva York sienten que la ciudad se les opone, protestan con retrasos en el trabajo”.
La ley del estado de Nueva York prohíbe la desaceleración o el paro laboral por parte de la Policía y otros empleados públicos, sin embargo a criterio del académico “es una táctica en la que los oficiales se han involucrado durante años en tiempos de convulsión”.
Vitale argumenta que existe una idea de que si los oficiales dejan de hacer su trabajo, “el crimen estallará en la ciudad y el público se dará cuenta de su valor”.