El Diario

Propietari­os de los restaurant­es se quejan

Denuncian que desamparad­os están usando cubículos exteriores como camas y baños

- Edwin Martínez edwin.martinez@eldiariony.com

Desde el pasado 22 de junio, cuando la Ciudad de Nueva York autorizó que restaurant­es, panaderías, bares y otro tipo de negocios de comidas podían reabrir con mesas en espacios exteriores, ese programa se convirtió en el salvavidas de quienes hasta ese momento se sentían ahorcados por los efectos de la pandemia del COVID-19.

Los dueños de los restaurant­es que sobrevivie­ron a la crisis económica y que solicitaro­n el permiso para ofrecer sus servicios afuera, comenzaron a construir frente a sus negocios cubículos, cabinas de madera y hasta carpas, para poder garantizar la comodidad y la seguridad de los clientes y generar ingresos.

Y aunque la gran mayoría coincide con el alcalde Bill de Blasio, en que esa iniciativa les dio un respiro y ha salvado de caer al precipicio a los más de 9,900 negocios que se han beneficiad­o del programa, hay una queja.

Al caer la noche, y cuando se levantan las mesas y las sillas de los cubículos, en algunas zonas de la Gran Manzana, como Elmhurst, Astoria y Jackson Heights, en Queens, Hell’s Kitchen y Chelsea, en Manhattan y sectores de Brooklyn, mayormente, las construcci­ones artesanale­s que sirven de comedores en el día, se vuelven refugio de desamparad­os.

Así lo denuncia Didier Guzmán, dueño de la panadería Aroma de Café, ubicada en la calle 81 con la avenida Broadway, en Elmhurst, quien asegura con mucha molestia y preocupaci­ón, que además de la falta de ingresos que le ha dejado la pandemia, ahora debe lidiar a diario con indigentes que se “apoderan” del frente de su negocio para dormir y hacer sus necesidade­s.

“Este programa de las mesas afuera ha funcionado un poquito, porque nos ayuda a tener más de lo que teníamos antes en marzo, cuando el 75% del negocio se había caído, pero la verdad ha sido muy duro tener que lidiar con el desorden, el mugre y la suciedad que nos dejan todas las noches los que vienen a dormir aquí”, asegura el colombiano, advirtiend­o que incluso su restaurant­e ha sido objeto de vandalismo.

“El área está siendo vandalizad­a,

Didier Guzmán:

“La verdad ha sido muy duro tener que lidiar con el desorden, el mugre y la suciedad que nos dejan todas las noches los que vienen a dormir aquí”.

hay gente que está haciendo grafitis en las puertas de nuestros negocios, y hay gente que ahorita como cerramos más temprano, les queda más tiempo para

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Didier Guzmán, propietari­o de Aroma de Café.
 ??  ?? Los dueños deben limpiar a diario la basura.
Los dueños deben limpiar a diario la basura.

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