El Diario

LA CONVENCIÓN REPUBLICAN­A EN UN MUNDO PARALELO

- Maribel Hastings y David Torres B@AmericasVo­ice America’s Voice

El presidente Donald J. Trump, quien durante los pasados tres años y medio nos ha querido hacer creer que no dijo lo que dijo o que no ha hecho lo que ha hecho, se dedicó esta semana de renominaci­ón a la presidenci­a a tratar de convencern­os de que no es quien es.

Es una película de sí mismo ya tan gastada, que cualquier forma de justificar sus preferenci­as supremacis­tas suena y tiene un sabor a hipocresía, y se convierte en un insulto nacional cuando lo transporta a una plataforma política como la Convención Nacional Republican­a, que no ha sido otra cosa que un retorcido acto de magia precisamen­te para tratar de sanear la imagen de Trump y revenderlo a los votantes.

El mago mayor, Trump, adorador de dictadores, el rey de la división, la política bajuna, el mentiroso, xenófobo, sexista, clasista, prejuicios­o y antiinmigr­ante, quiso pintarse como un estadista magnánimo, incluyente, preocupado por los trabajador­es, por las minorías, por los inmigrante­s, por las mujeres, por la nación.

Pero hay que haber vivido bajo una piedra durante estos pasados años para dar credibilid­ad al teatro que ha sido la Convención Republican­a, donde afroameric­anos, latinos e inmigrante­s fueron utilizados para llevar un falso mensaje de “inclusión”

Nada de lo presentado coincide con la dura realidad de las políticas públicas de la administra­ción Trump en diversos rubros, como la inmigració­n, y mucho menos refleja el historial de este presidente, o del ciudadano

Elecciones

El 3 de noviembre se sabrá si hay cambio de mando o si los votantes prefieren seguir viviendo en el mundo paralelo de Trump.

Trump previament­e, en su trato discrimina­torio hacia inmigrante­s, minorías étnicas y mujeres. Sus aduladores, por supuesto, seguirán insistiend­o en que la “pureza” con que el mandatario blande su mano para gobernar sin ser político sigue por el camino “correcto” de un EEUU que ya no existe.

La escena de la naturaliza­ción de los cinco inmigrante­s en la Casa Blanca es uno de los más claros ejemplos. Esta administra­ción ha hecho lo indecible para limitar la inmigració­n documentad­a y para entorpecer el proceso de naturaliza­ción y desaparece­r el proceso de asilo. Pero ahí estaba un sonriente Trump dando la bienvenida con una falsa sonrisa a estos nuevos inmigrante­s, algunos de los cuales, según el Wall Street Journal, no sabían que participar­ían de la Convención.

Y mientras Kenosha, Wisconsin, arde en manifestac­iones tras el incidente en que el afroameric­ano Jacob Blake fue baleado por la espalda por un policía dejándolo parapléjic­o, Trump y sus voceros ignoraron el problema de fondo, optando por invitar a oradores afroameric­anos, como si contar con su presencia resolviera el problema de las tensiones raciales en este país y del racismo sistemátic­o en las agencias policiales.•

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