Sin un alivio concreto a la vista
Muchos inmigrantes de Nueva York viven en zozobra financiera luego de seis meses de la pandemia de COVID-19
Ya ha transcurrido casi medio año desde que la pandemia del coronavirus empezó a desmoronar la vida del mexicano Maximino Martínez, quien al igual de 1.2 millones de inmigrantes de Nueva York, no vislumbran a corto plazo ningún plan de alivio económico que permita amortiguar la angustia de meses sin trabajo y deudas acumuladas.
“Salgo todas las mañanas a caminar con mi camisa blanca a preguntar si hay algún chance en los restaurantes que abrieron al aire libre. Es muy duro. Desde siempre he pagado puntualmente mis impuestos. La renta se acumula. Ojalá que aprueben alguna ayuda para nosotros”, dijo el residente de Corona en Queens, quien terminaba otro día de búsqueda de trabajo regresando a casa con las manos vacías.
La vivencia del señor Maximino, quien lleva décadas en la Gran Manzana desde que emigró de Puebla, se multiplica en millones de inmigrantes que además han sido trabajadores esenciales durante esta crisis de salud pública.
Un pregunta es un eco incesante en las comunidades más vulnerables: ¿existe al final de este túnel alguna luz que les lleve a pensar en algún “salvavidas” de los planteados por algunas organizaciones y líderes electos?
La verdad es que a corto plazo, no hay nada concreto.
Impuesto a los ricos con poco patrocinio
La iniciativa de una modificación tributaria propuesta para aplicar tasas impositivas a los 112 multibillonarios de Nueva York para crear un fondo de $3.5 mil millones, que se traduzca en un auxilio para la fuerza laboral inmigrante que fue sacada de la lista de cheques de ayuda federal, no está cerca de ser siquiera discutida por la Asamblea Estatal.
La senadora estatal colombo-estadounidense, Jessica Ramos, quien representa al Distrito 13 de Queens que comprende los vecindarios de Corona, East Elmusth y Jackson Heights, justamente los más devastados por la pandemia en la ciudad, aseguró a El Diario que a estas alturas “necesitamos más auspiciantes”.
Ramos quien junto a la asambleísta Carmen de La Rosa y una docena de organizaciones comunitarias han tratado de empujar esta legislación, desde principios de mayo, dijo que aunque no descansan en esta posibilidad: “No se observa esta posibilidad a corto plazo”.
Con base a los cálculos preliminares se estima que a las manos de cada familia afectada por la tragedia pandémica puede llegar un monto de $3,000 a $3,500 mensual, diseñado como parte de un plan general de estímulo económico. Mientras la emergencia siga pasando factura a los más vulnerables.
“Falta mucha acción de parte de los legisladores y de las propias comunidades. No perdemos la esperanza. Seguiremos en esta misma ruta. Hago un llamado a más movilización, especialmente en Long Island”, comentó Ramos.
La alta cuesta de la suspensión de la renta
El clamor de algunas organizaciones comunitarias de “cancelar la renta” ante los efectos demoledores de la pandemia en la economía de miles de familias, el único avance claro que ha tenido es la extensión de la prohibición de desalojos.