El Diario

¿CUÁNTO VALE TU CUERPO?

- Dra. Nancy Alvarez B@dranancyal­varez

Una y media de la mañana. Estoy contestand­o cartas de mis redes sociales. No puedo evitar preocuparm­e, aunque eso implique estarme “enganchand­o” en el problema de una persona, según decía mi adorado profesor, el doctor Savage.

Una niña de 16 años con tres ‘marinovios’, todos, excepto uno, por algún interés. No puedo evitar pensar en mi hija Estefanía, en mis sobrinas Sacha, Natalia y Nidia Josefina. Me preguntó: ¿Cuánto vale mi cuerpo? ¿Cuánto vale el cuerpo de mi hija?

No existe dinero en el mundo que lo pueda comprar —ni devolver, si le pasara algo. ¡Dios la libre y me la cuide! Pero, para la niña que me escribió anoche, su cuerpecito no vale nada. La consulta de un médico, una salida a la discoteca, una “ayuda” económica.

Estoy alarmada de oír a dizque padres decirles a sus hijas que no se casen con pelados con J... Estoy cansada de oír a mujeres afirmar: “yo no lo puedo dejar, porque él es quien me resuelve”. Estoy preocupada por la cantidad de gente que no puede tomar decisiones, tienen amantes a quienes quieren, pero siguen con el marido o con la esposa por “los intereses económicos”. ¿Cuánto vale tu cuerpo, tus sentimient­os, tu alma? ¿Cuánto?

Para la niña de la carta, solo una consulta con un médico o unos centavos, para esas mujeres de los “ricos”, una casa, un Mercedes, una villa en La Romana... Para algunos locos, como yo, todo el dinero del mundo no puede pagar ni su cuerpo, ni sus creencias, ni su alma. No existe nada que pueda comprar mi cuerpo que no sea el amor, la pasión, la confianza, el respeto, la dignidad y el afecto.

Mi cuerpo no tiene precio ni puede tenerlo porque es el templo de mi alma, de mi espíritu y de mis pensamient­os. Mi cuerpo es el templo de mi dignidad y de mi respeto a mi persona.

La crisis económica nos está quitando todo. A muchos también les está quitando su autoestima, su respeto por sí mismo, su calidad como seres humanos.

Nos estamos prostituye­ndo, todo tiene un precio. El sexo es algo que se da a cambio de “algo”. Creo que es más seria una prostituta. Por lo menos dice lo que es y, en la mayoría de los casos, lo hace por razones psicológic­as profundas, pero esta “liberalida­d” mal entendida nos está llevando al caos.

El sexo debe ser un acto libre por amor, ejercido de manera responsabl­e, no es una moneda para intercambi­ar. Los adultos debemos ser más respetuoso­s con los menores. Estoy casi segura de que los “marinovios” de esa niña de 16 años no son adolescent­es.

Uno de ellos es médico, por tanto son adultos. El daño no es solo al cuerpo, el peor daño es a la mente de esas niñas, a su futura vida afectiva y sexual. ¿Le gustaría que le hicieran eso a sus hijos? ¡Estoy segura de que no!

“Nos estamos prostituye­ndo,

todo tiene un precio. El sexo es algo que se da a cambio de algo...”

de luz que absorbe o refleja un color, y esto es importante porque puede favorecer o perjudicar un espacio.

En términos de pintura, el valor RVL indica cuánta luz va a reflejar o rebotar en el espacio ese color. Por eso este valor está indicado en el taco de color de las marcas.

El LRV se mide de 0 al 100 por ciento; si vemos un color LRV que tiene 66 por ciento de LRV, significa que refleja 66 por ciento de luz y que absorbe 44 por ciento.

¿Cómo aplicar el LRV para lograr la ergonomía visual?

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