Los supremacistas blancos viven una nueva edad de oro
de pensamiento que estudia la extrema derecha estadounidense.
“Kenosha es, de hecho, lo que hemos estado temiendo todo el verano. Grandes emociones, facciones armadas y un departamento de policía de una pequeña ciudad que obviamente no puede manejar manifestaciones masivas noche tras noche. Es una receta para el desastre”, argumenta.
Según Gardiner, ha habido un “enorme incremento” en la actividad de estos grupos que han visto una “oportunidad” en las protestas por la justicia racial de este verano.
En concreto, este año, se han producido al menos 497 agresiones de supremacistas blancos contra manifestantes del movimiento “Black Lives Matter” (Las vidas negras importan), según una base de datos de Alexander Reid Ross, profesor de la Universidad estatal de Portland, en Oregón.
Agresiones y disparos
Ross comenzó a recolectar datos el 27 de mayo, dos días después de que un policía blanco asesinara en Minneapolis (Minnesota) al afroamericano George Floyd.
Hasta ahora, Ross ha documentado 387 incidentes de intimidación, lo que incluye insultos y amenazas con armas de fuego, así como 64 agresiones físicas de supremacistas blancos, quienes en 38 ocasiones usaron sus vehículos para arremeter contra activistas.
En nueve ocasiones, los supremacistas dispararon contra los manifestantes y acabaron matando a tres de ellos. Según Ross, lo peor se vivió en Kenosha con dos asesinatos.
“Ha habido un gran cambio en la forma en la que la extrema derecha se expresa. Ahora se oponen a la izquierda más abiertamente y de una forma más beligerante. Se han organizado para dar una especie de servicio paramilitar de apoyo a la policía”, explica Ross.l