Erika Cuate
José Rodríguez, estudiante desamparado de 18 años y quien está en su último año de secundaria, se queja por la falta de un internet de alta velocidad en el refugio donde vive que lo mantenga conectado en todo momento. Y aunque asegura que le aburre tomar clases online, prefiere hacerlo porque se siente más seguro que ir en persona a su escuela.
“No quiero echarle toda el agua sucia a la Ciudad, porque ellos al menos nos mandaron tabletas para poder entrar a las clases remoto, pero a diferencia de otros niños que tienen sus hogares y sus padres con trabajo, nosotros no tenemos nada, entonces uno esperaría que las escuelas vincularan actividades entretenidas y hasta planes que lo desaburran a uno y no solo dar clases y clases aburridas en una compu”, dijo el jovencito. “Además el otro problema es que a veces el internet se pone lento y los profesores creen que uno no está tomando las clases y lo obligan a uno a poner la cámara y eso me da pena porque no quiero que los otros niños vean lo mal que vivimos. Eso deberían reconsiderarlo”.
Erika Cuate, quien vive con sus cuatro niños, de entre 5 y 12 años, en un albergue de la organización WIN que maneja
acceso al aprendizaje remoto, no solo agravaremos los efectos de la pandemia, sino las disparidades que estos estudiantes ya enfrentan”, destacó Cruz, al tiempo que pidió a las escuelas tomar este tema como una prioridad.
“Dado que el 10% de la población estudiantil de la ciudad de Nueva York experimenta la falta de vivienda, alentamos a los distritos escolares a abordar la pérdida de aprendizaje y el trauma de estos estudiantes que enfrentan la mayoría de los desafíos para encontrar recursos”, mencionó la activista. “Los instamos a que consideren espacios que puedan respaldar el aprendizaje, independientemente de que sean presenciales o remotos, al tiempo que ayudan a mitigar problemas para satisfacer necesidades básicas como la seguridad alimentaria, los apoyos para la atención médica, el desempleo y el cuidado de los niños”.
DOE: Desamparados son una prioridad
Tras conocer las preocupaciones planteadas, el DOE manifestó que han puesto en el tope de sus prioridades a los alumnos que viven en situación de desamparo y recordaron que han entregado miles de equipos para que los niños puedan tomar sus clases virtuales.
“Hemos dado prioridad a que nuestros estudiantes más vulnerables tengan lo que necesitan para mantenerse conectados en cada paso del camino, y hemos distribuido más de 320,00 iPads habilitados para internet, con aproximadamente 15,000 a estudiantes en refugios de personas sin hogar”, dijo Saran Casanovas, vocera del DOE, advirtiendo que seguirán dando más aparatos.
“Nuestras escuelas continuarán distribuyendo iPads y dispositivos a cualquier persona que los necesite, y tenemos aproximadamente 20,000 iPads que serán priorizados para los estudiantes que residen en refugios para personas sin hogar o refugios para víctimas de violencia doméstica”, mencionó Casanovas. “Nuestras escuelas utilizarán la orientación educativa del 16 al 18 de septiembre para asegurarse de que los estudiantes estén conectados y registrados, y para ayudar a preparar a los estudiantes y sus familias para el éxito”.l
El anuncio de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) de que eliminará los fondos del COVID-19 para desinfectar el Subway, las escuelas y otras instalaciones públicas en la Gran Manzana, puso otra ‘dinamita’ que generó una nueva ‘explosión’ de acusaciones entre las autoridades de Nueva York y la Administración Trump.
“Hoy hablé con el administrador de FEMA, Pete Gaynor, y dejé en claro que estos cambios son inaceptables. Esto no es solo un ajuste burocrático, esto socavará fundamentalmente la recuperación de la ciudad de Nueva York y nuestra lucha contra COVID-19”, dijo ayer el alcalde Bill de Blasio.
El mandatario municipal indicó que este “ajuste” significa quitar apoyo a los trabajadores de primera línea, socorristas, maestros y a todos los neoyorquinos.
Nueva York ha recibido $1.3 mil millones de dólares de FEMA desde que la pandemia comenzó en marzo, recursos con los cuales se han financiado las jornadas nocturnas de desinfección de vagones y estaciones del Subway, entre 1:00 a.m. y 5:00 a.m. Una medida que para los usuarios del sistema de transporte más popular de la Gran Manzana ha marcado una notable diferencia.
“Sería trágico que detengan la limpieza”
La usuaria Patria Marrero ha viajado por el tren neoyorquino desde hace 20 años cuando emigró desde República Dominicana a Nueva York. No duda en advertir que nunca en estas décadas había visto las instalaciones tan limpias.
“Con frecuencia tomo el tren B y el 4. Se siente la diferencia. Sería una tragedia que en medio de esta crisis de salud, por alguna razón, detengan estos operativos de limpieza”, consideró la residente de El Bronx.
Marrero, quien ayer caminaba hacia la estación Times Square en Manhattan, narró que nunca sintió miedo de contagiarse con el COVID-19 por usar el transporte público, porque es una “responsabilidad personal” que cada quien tome sus medidas.
“Pero los trenes lo tienen que seguir limpiando como ahora”, insistió.
De manera creciente, los usuarios acostumbrados a pisos mugrosos, olores nauseabundos y asientos con poco mantenimiento, y la constante presencia de desamparados, han destacado que el sistema conformado por más de 475 estaciones, muestra en medio de la lucha contra el COVID-19, una nueva cara.
Aunque la experiencia de la quisqueyana Ana Ramos fue distinta esta semana, reconoce que en general ha existido un “paso gigante” en cuanto al saneamiento de la infraestructura del servicio.
“Esta mañana cuando fui a tomar el elevador de la estación Union Square tuve que salir porque se habían orinado allí adentro. Es lógico que la Ciudad no puede tener control de todo, pero realmente ha estado mucho mejor. Nosotros tenemos que aprender a convivir con este virus, que va para largo”, expresó la inmigrante.
El uruguayo Lorenzo Tanelli, de 60 años, calificó como “criminal” que traten de quitar más fondos para desinfectar espacios públicos, pero consideró que si no se toman “medidas serias” para que el Subway no siga siendo un refugio para los desamparados, de nada servirán las medidas de limpieza profunda.
“No se trata de asumir de manera inhumana que son los ‘homeless’ quienes ensucian los vagones. Pero la Ciudad no puede permitir que un servicio público vital y ahora convertido en un espacio de alto riesgo por la pandemia, siga siendo un refugio”, opinó el suramericano.
Lorenzo relató que a principios de este año fue testigo de cómo un ‘sin hogar’ había hecho sus necesidades en un vagón del tren A en el Alto Manhattan, lo cual paralizó por minutos el servicio.
“Ahora con una ciudad enfrentando una pandemia, en donde es mandatario el distanciamiento social no se puede permitir que una persona use cuatro o cinco puestos porque necesita dormir. Así, de nada servirá que desinfecten el sistema cada hora”, acotó.
Patricia Marrero
«Esta mañana cuando fui a tomar el elevador de la estación Union Square tuve que salir porque se habían orinado allí adentro».
Alarma en la MTA
Pat Foye, presidente de la