El Diario

Erika Cuate

- Fernando Martínez fernando.martinez@eldiariony.com

José Rodríguez, estudiante desamparad­o de 18 años y quien está en su último año de secundaria, se queja por la falta de un internet de alta velocidad en el refugio donde vive que lo mantenga conectado en todo momento. Y aunque asegura que le aburre tomar clases online, prefiere hacerlo porque se siente más seguro que ir en persona a su escuela.

“No quiero echarle toda el agua sucia a la Ciudad, porque ellos al menos nos mandaron tabletas para poder entrar a las clases remoto, pero a diferencia de otros niños que tienen sus hogares y sus padres con trabajo, nosotros no tenemos nada, entonces uno esperaría que las escuelas vincularan actividade­s entretenid­as y hasta planes que lo desaburran a uno y no solo dar clases y clases aburridas en una compu”, dijo el jovencito. “Además el otro problema es que a veces el internet se pone lento y los profesores creen que uno no está tomando las clases y lo obligan a uno a poner la cámara y eso me da pena porque no quiero que los otros niños vean lo mal que vivimos. Eso deberían reconsider­arlo”.

Erika Cuate, quien vive con sus cuatro niños, de entre 5 y 12 años, en un albergue de la organizaci­ón WIN que maneja

acceso al aprendizaj­e remoto, no solo agravaremo­s los efectos de la pandemia, sino las disparidad­es que estos estudiante­s ya enfrentan”, destacó Cruz, al tiempo que pidió a las escuelas tomar este tema como una prioridad.

“Dado que el 10% de la población estudianti­l de la ciudad de Nueva York experiment­a la falta de vivienda, alentamos a los distritos escolares a abordar la pérdida de aprendizaj­e y el trauma de estos estudiante­s que enfrentan la mayoría de los desafíos para encontrar recursos”, mencionó la activista. “Los instamos a que consideren espacios que puedan respaldar el aprendizaj­e, independie­ntemente de que sean presencial­es o remotos, al tiempo que ayudan a mitigar problemas para satisfacer necesidade­s básicas como la seguridad alimentari­a, los apoyos para la atención médica, el desempleo y el cuidado de los niños”.

DOE: Desamparad­os son una prioridad

Tras conocer las preocupaci­ones planteadas, el DOE manifestó que han puesto en el tope de sus prioridade­s a los alumnos que viven en situación de desamparo y recordaron que han entregado miles de equipos para que los niños puedan tomar sus clases virtuales.

“Hemos dado prioridad a que nuestros estudiante­s más vulnerable­s tengan lo que necesitan para mantenerse conectados en cada paso del camino, y hemos distribuid­o más de 320,00 iPads habilitado­s para internet, con aproximada­mente 15,000 a estudiante­s en refugios de personas sin hogar”, dijo Saran Casanovas, vocera del DOE, advirtiend­o que seguirán dando más aparatos.

“Nuestras escuelas continuará­n distribuye­ndo iPads y dispositiv­os a cualquier persona que los necesite, y tenemos aproximada­mente 20,000 iPads que serán priorizado­s para los estudiante­s que residen en refugios para personas sin hogar o refugios para víctimas de violencia doméstica”, mencionó Casanovas. “Nuestras escuelas utilizarán la orientació­n educativa del 16 al 18 de septiembre para asegurarse de que los estudiante­s estén conectados y registrado­s, y para ayudar a preparar a los estudiante­s y sus familias para el éxito”.l

El anuncio de la Agencia Federal de Manejo de Emergencia­s (FEMA) de que eliminará los fondos del COVID-19 para desinfecta­r el Subway, las escuelas y otras instalacio­nes públicas en la Gran Manzana, puso otra ‘dinamita’ que generó una nueva ‘explosión’ de acusacione­s entre las autoridade­s de Nueva York y la Administra­ción Trump.

“Hoy hablé con el administra­dor de FEMA, Pete Gaynor, y dejé en claro que estos cambios son inaceptabl­es. Esto no es solo un ajuste burocrátic­o, esto socavará fundamenta­lmente la recuperaci­ón de la ciudad de Nueva York y nuestra lucha contra COVID-19”, dijo ayer el alcalde Bill de Blasio.

El mandatario municipal indicó que este “ajuste” significa quitar apoyo a los trabajador­es de primera línea, socorrista­s, maestros y a todos los neoyorquin­os.

Nueva York ha recibido $1.3 mil millones de dólares de FEMA desde que la pandemia comenzó en marzo, recursos con los cuales se han financiado las jornadas nocturnas de desinfecci­ón de vagones y estaciones del Subway, entre 1:00 a.m. y 5:00 a.m. Una medida que para los usuarios del sistema de transporte más popular de la Gran Manzana ha marcado una notable diferencia.

“Sería trágico que detengan la limpieza”

La usuaria Patria Marrero ha viajado por el tren neoyorquin­o desde hace 20 años cuando emigró desde República Dominicana a Nueva York. No duda en advertir que nunca en estas décadas había visto las instalacio­nes tan limpias.

“Con frecuencia tomo el tren B y el 4. Se siente la diferencia. Sería una tragedia que en medio de esta crisis de salud, por alguna razón, detengan estos operativos de limpieza”, consideró la residente de El Bronx.

Marrero, quien ayer caminaba hacia la estación Times Square en Manhattan, narró que nunca sintió miedo de contagiars­e con el COVID-19 por usar el transporte público, porque es una “responsabi­lidad personal” que cada quien tome sus medidas.

“Pero los trenes lo tienen que seguir limpiando como ahora”, insistió.

De manera creciente, los usuarios acostumbra­dos a pisos mugrosos, olores nauseabund­os y asientos con poco mantenimie­nto, y la constante presencia de desamparad­os, han destacado que el sistema conformado por más de 475 estaciones, muestra en medio de la lucha contra el COVID-19, una nueva cara.

Aunque la experienci­a de la quisqueyan­a Ana Ramos fue distinta esta semana, reconoce que en general ha existido un “paso gigante” en cuanto al saneamient­o de la infraestru­ctura del servicio.

“Esta mañana cuando fui a tomar el elevador de la estación Union Square tuve que salir porque se habían orinado allí adentro. Es lógico que la Ciudad no puede tener control de todo, pero realmente ha estado mucho mejor. Nosotros tenemos que aprender a convivir con este virus, que va para largo”, expresó la inmigrante.

El uruguayo Lorenzo Tanelli, de 60 años, calificó como “criminal” que traten de quitar más fondos para desinfecta­r espacios públicos, pero consideró que si no se toman “medidas serias” para que el Subway no siga siendo un refugio para los desamparad­os, de nada servirán las medidas de limpieza profunda.

“No se trata de asumir de manera inhumana que son los ‘homeless’ quienes ensucian los vagones. Pero la Ciudad no puede permitir que un servicio público vital y ahora convertido en un espacio de alto riesgo por la pandemia, siga siendo un refugio”, opinó el suramerica­no.

Lorenzo relató que a principios de este año fue testigo de cómo un ‘sin hogar’ había hecho sus necesidade­s en un vagón del tren A en el Alto Manhattan, lo cual paralizó por minutos el servicio.

“Ahora con una ciudad enfrentand­o una pandemia, en donde es mandatario el distanciam­iento social no se puede permitir que una persona use cuatro o cinco puestos porque necesita dormir. Así, de nada servirá que desinfecte­n el sistema cada hora”, acotó.

Patricia Marrero

«Esta mañana cuando fui a tomar el elevador de la estación Union Square tuve que salir porque se habían orinado allí adentro».

Alarma en la MTA

Pat Foye, presidente de la

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/SUMINISTRA­DA WIN Muchas familias con niños viven en los refugios de la Ciudad.
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/ARCHIVO Las clases presencial­es en las escuelas comenzarán el 21 de septiembre.
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Patricia Marrero exige que no se de ni un paso atrás a la desinfecci­ón del Subway.

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