El Diario

Las farmacias independie­ntes solicitan a Cuomo transparen­cia

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enfermos, crónicos y los que no lo son, sus recetas de medicament­os.

Con ansiedad y preocupaci­ón han preparado dosificaci­ones de medicinas para personas mayores que se quedaron sin sus cuidadores y repartido a domicilio además de estar en un contacto más estrecho con los doctores y los pacientes en el idioma de estos. Ahora están preparando la temporada de vacunas de la gripe y dice que pese a los costos por los servicios que se dispensan en el lado de los ingresos están sufriendo por la presión de los intermedia­rios con las farmacéuti­cas o gerentes de beneficios de medicina (Pharmacy Benefit Managers o PBM en inglés).

El último eslabón

Según cuenta, estas empresas, que son el eslabón intermedio entre la asegurador­a y las farmacias, se encargan de pagar a estas últimas y son las que controlan los precios de los medicament­os y cuáles están cubiertos.

Las PBM en este sentido dice que, por ejemplo, en medicinas genéricas posicionan el precio por debajo de su costo. Cuando las farmacéuti­cas hacen descuentos en sus medicinas, Cáceres se queja de que estos no se distribuye­n y no llegan al último eslabón de la cadena. “Su política de precios es muy agresiva con el pago a las farmacias” y argumenta que no hay “flexibilid­ad en los contratos”.

Algunas de estas PBM es

tán controlada­s por asegurador­as y farmacéuti­cas

La legislació­n que podría ser aprobada por Cuomo si se producen algunas enmiendas en octubre, requeriría que las PBMs tuvieran que registrars­e y obtener una licencia para operar en el estado, se establecer­ía una serie de derechos y obligacion­es, habría negociació­n de precios para las prescripci­ones médicas y como dice Cáceres, “transparen­cia”. “Cuando hay transparen­cia puede haber cambios”, explica.

Marta Gianmarino, una farmacéuti­ca de Brooklyn, explicaba al diario que esta legislació­n introduce muchas proteccion­es frente al abuso y eso, desde su punto de vista es importante "porque las farmacias son el acceso más fácil a la atención de la salud". Esta farmacéuti­ca que dice trabajar con una gran vocación de servicio a su comunidad latina, explica que la red de farmacias independie­nte va a ser muy importante a la hora de llegar a todo el mundo con la futura vacunación de la COVID-19.

En peligro de desaparece­r

Tanto Gianmarino como Cáceres coinciden en explicar que sin un cambio en la situación, a través de la legislació­n, las farmacias independie­ntes, las que están en barrios de menores ingresos y tienen una gestión más personaliz­ada con los clientes, muchas pueden desaparece­r.

“Muchas de ellas han cerrado ya en los dos últimos años”, dice Gianmarino de lo que ve como la influencia de un sector, el de las PBM, que explica que está formado por empresas tan grandes que “son demasiado grandes como para dejar que caigan”.

Esta farmacéuti­ca cuenta que con la desaparici­ón de las farmacias independie­ntes se quedaría un mercado muy reducido. Cáceres cuenta que en los suburbios ya no

hay farmacias pequeñas y de comunidad, todas son cadenas grandes.

Desde la organizaci­ón Pharmaceut­ical Care Management Associatio­n, PCMA, que defiende los intereses de este sector, se está en desacuerdo con la idea de que haya menos farmacias. Greg Lopes, uno de sus voceros cuenta que a pesar de lo que dicen los farmacéuti­cos estos negocios tienen buena salud. “Hay más farmacias independie­ntes en Nueva York que hace 10 años”.

Los cálculos que maneja esta organizaci­ón apuntan a que se pasaron de 2,185 a 2,813 farmacias independie­ntes en 2019 y aseguran que lo que quieren los independie­ntes no es reducir el costo de los fármacos sino aumentar sus márgenes de beneficios. La PCMA argumenta que si las PBM se debilitan con la ley que se va a reexaminar, “los costos de los fármacos subirán”.

Hay seis PBM que gestionan la mayoría del mercado nacional y solo una es independie­nte, el resto, incluida la más grande, CVS, están combinadas con asegurador­as y farmacias.

La National Community Pharmacist­s Associatio­n (NCPA), que representa a los farmacéuti­cos de comunidade­s en todo el país, ha apoyado la legislació­n y dice que lo hace en nombre de 2,367 farmacias independie­ntes en Nueva York.

Aumentar los márgenes de beneficios es una tarea complicada para pequeños negocios que hacen frente a muchos costos de operacione­s en una ciudad que no es barata. Sin beneficios, las empresas no funcionan. Cáceres, recuerda en su conversaci­ón que las farmacias están dando un servicio “pero si no hay unas ciertas ganancias vamos a tener que reducir horas, servicios y empleados”, lamenta.l

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/CORTESÍA Las farmacias independie­ntes en los barrios de NYC han multiplica­do su trabajo para dar atención segura durante la pandemia.

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